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El presidente Evo Morales, emite su voto
Evo Morales se trabaja una victoria a la medida

Evo Morales se trabaja una victoria a la medida

El presidente boliviano ha utilizado a fondo los resortes del poder para conseguir un tercer mandato en las urnas

Miguel Salvatierra

Lunes, 13 de octubre 2014, 00:07

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Evo Morales se ha trabajado a fondo la victoria en las elecciones presidenciales y legislativas que se celebraron este pasado domingo en Bolivia. Su triunfo en torno al 60% de los votos escrutados, a falta todavía de confirmación oficiales, se ajustó a la altura de sus expectativas. Se cumplió el objetivo declarado de arrasar en las urnas y alcanzar los dos tercios en votos y escaños.

Con una oposición muy débil diezmada por su división, la masiva cosecha de votos se ha basado en un concienzudo trabajo hecho a la medida del presidente a través de los poderes del Estado. La oposición ha denunciado en numerosas ocasiones el uso de bienes y medios públicos en la campaña oficialista. A ello se une el control de la Justicia y de los organismos electorales, el protagonismo oficialista impuesto a los medios de comunicación y los ventajosos acuerdos contraídos con movimientos sindicales y sociales a quienes se ha recompensado con generosidad por su apoyo clientelar. Objeciones y denuncias que no parecen haber hecho mella en la candidatura presidencial que ya desde el inicio presentaba un problema de legitimidad al estar prohibido en la Carta Magna aspirar a un tercer mandato constitucional. Un impedimento que fue levantado oportunamente por el Tribunal Constitucional.

En el haber de Evo hay que anotar también éxitos incuestionables. La economía funciona y la pobreza ha retrocedido. Bolivia fue uno de los países que más creció en Iberoamérica en 2013 con un PIB de 6,83% y ha recibido los elogios del FMI, que pronostica para 2014 un crecimiento del 5,4%. Muchos excedentes de los beneficios obtenidos por la nacionalización de empresas de hidrocarburos y la bonanza financiera han revertido en ayudas como el apoyo a la lactancia materna y el binomio madre-niño, así como la llamada Renta Dignidad dirigida a los ancianos mayores de 60 años y otros programas sociales. Aunque sea muy criticada por la oposición y recuerde mucho al modelo clientelar de Chávez en Venezuela, lo cierto es que esta política de subvenciones ha servido para sacar de la pobreza a casi un 25% de la población. De acuerdo con un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hecho público este pasado septiembre, Bolivia es el país de Iberoamérica donde más se redujo la pobreza. Con 32.2 puntos porcentuales de reducción, la nación se destaca como líder en el continente en cuanto al cambio de la población vulnerable (16, 9 puntos porcentuales). De forma paralela y pese a su mensaje izquierdista y anticapitalista, Evo Morales ha contraído importantes acuerdo con buena parte de los principales empresarios del país. Un dato revelador es que el presidente y su partido MAS (Movimiento Al Socialismo) se impusieron el departamento de Santa Cruz, el motor económico del país y feudo opositor que más protestas ha producido contra el Gobierno.

El teleférico de La Paz, que mejorará la vida de miles de personas, la demanda contra Chile de restitución de un acceso soberano al Pacífico e incluso el lanzamiento en China del satélite de comunicaciones boliviano Túpac Katari han sido bazas de prestigio para un mensaje que sigue siendo bolivariano hasta la médula. Las proclamas contra el neoliberalismo de Estados Unidos, los vendepatrias y los separatistas siguen en pie al igual que la revolución del plurinacionalismo que, más allá del proyecto chavista, Morales quiere extender a toda la humanidad. Para ello y tras nueve años en el poder, el presidente confía en un ganar un tercer mandato hasta 2020. Es el mismo afán de Chávez de perpetuarse en el poder, con el grave riesgo que va a suponer para la legitimidad del sistema democrático, el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión.

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