Edición

Borrar
Donald Trump da una conferencia. MANDEL NGAN (AFP)
Trump convierte en enemigo a Turquía

Trump convierte en enemigo a Turquía

Las sanciones impuestas contra Ankara por intereses electorales del persidente de EE UU empuja al aliado de la OTAN a brazos rusos

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York (EE UU)

Viernes, 3 de agosto 2018, 01:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

 A menos de cien días de las elecciones legislativas de noviembre, Donald Trump está dispuesto a hacer saltar por los aires su amistad con Recept Tayyip Erdogan para satisfacer a sus bases evangélicas. A instancias suyas el Departamento del Tesoro anunció el miércoles sanciones que han indignado a Turquía y escandalizado a los aliados de la OTAN, que ven como este país clave se mueve cada vez más hacia la órbita rusa.

La medida no tendrá un gran impacto económico porque se limita confiscar los bienes y bloquear las cuentas de dos individuos concretos, los ministros de Justicia, Abdulhamit Gul; e Interior, Suleyman Soylu. El primero ha dicho desafiante que no tiene ninguna propiedad en el extranjero, por lo que las medidas le son indiferentes. Mientras, el propio Erdogan hizo votos ayer de no dejarse doblegar por las sanciones y prometió responder a esta interferencia «sin demora».

Con todo, la decisión sin precedentes hizo caer ayer un 2% a la devaluada lira turca y tuvo un impacto récord en los bonos de deuda pública. «La diplomacia nunca ha sido tan mala en mucho tiempo», dijo a Bloomberg Cristian Maggio, jefe de mercados emergentes en TD Securities London. «A menos que esto se revierta, el Banco Central (turco) se verá obligado a subir los tipos de interés» en su próxima reunión de septiembre.

En el centro del conflicto se encuentra el pastor evangélico de 50 años Andrew Craig Brunson, detenido desde octubre de 2016, tiempos en los que Trump y Erdogan presumían de ser grandes amigos. El presidente otomano acudió a la inauguración de las Torres Trump en Estambul, un complejo comercial construido en sociedad con el grupo Dogan que sólo en 2015 le dejó a Trump y a sus hijos 5 millones de dólares (4,2 millones de euros) en royaltíes. Incapaz de separar sus negocios de las funciones de su cargo presidencial, Trump discutió esos asuntos con Erdogan en conferencias telefónicas cuyas transcripciones han llegado la prensa. De los encuentros en privado nada se sabe.

El reverendo Brunson es sólo uno de los doce estadounidenses detenidos en la caza de brujas que siguió al fallido golpe de Estado de agosto de 2016, que provocó el arresto de unas 150.000 personas. El valor del pastor protestante de Carolina del Norte que lleva veintitrés años viviendo en Turquía es el que le ha dado la comunidad evangélica que votó en un 81% por Trump. Entre ella es un mártir. Le representa legalmente el grupo conservador American Center for Law and Justice que dirige el abogado Jay Sekulow, parte de la defensa legal de Trump.

Hay también un factor personal que ha acrecentado la animosidad que empezaba a forjarse con Erdogan, un duro que no se pliega. Trump creía tener un trato para la liberación de Brunson. Utilizando esas relaciones personales en las que tanto cree llamó personalmente al primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu para pedirle que liberase a una mujer otomana acusada de contrabando con Hamas. Una vez deportada a Turquía, el reverendo estadounidense fue puesto en libertad condicional con un brazalete electrónico en el tobillo pendiente del juicio que se celebrará en octubre, algo que «no es suficiente», protestó indignado el vicepresidente, Mike Pence, en la cadena Fox. Su amenaza de imponer sanciones sólo sirvió para indignar más a Turquía que «nunca tolerará que nadie le dicte su política», dijo indignado el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Çavusoglu.

Erdogan ya estaba resentido con sus aliados de la OTAN por lo que consideraba una falta de apoyo a las medidas con las que ha consolidado el poder tras el golpe de Estado. En los últimos dos años ha emprendido un camino militar de cooperación con Rusia, que le ha abierto los brazos y que ahora parece más dispuesta que nunca a suplir el vacío de cariño que deja EE UU.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios