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El refugio de Elorrieta en los años de su construcción Fotos de José Almagro San Martín. Archivo de Antonio Castillo Rodríguez
La historia de Elorrieta, el refugio más alto de España

La historia del refugio forestal más alto de España

El de Elorrieta, el refugio más alto de España, está en peligro. Esta es su historia y la de los esfuerzos por salvarlo de la destrucción y el olvido

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Miércoles, 5 de diciembre 2018

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El 31 de julio de 1932 se celebró en Sierra Nevada la primera 'marcha de regularidad' organizada por la sociedad Alpinista Granadina. El concurso, el primero de este tipo que se organizaba en nuestra montaña, consistía en una marcha regulada previamente con arreglo a un tiempo mínimo y máximo. La prueba estaba dividida en tres etapas: Peñones de San Francisco, Veleta; Veleta, Refugio de Elorrieta y, desde aquí, vuelta a Peñones.

Esta es la primera referencia al Refugio Elorrieta que aparece en la hemeroteca de IDEAL que, a través de las crónicas de varias pruebas deportivas, va contando la relación del montañismo granadino con el albergue. El 15 de octubre de 1935, por ejemplo, la Sociedad Sierra Nevada organizó una marcha hasta Elorrieta, que entonces pertenecía al servicio forestal, aunque tenía una habitación reservada para las emergencias de los montañeros. Cuenta el periódico en su información, que el recorrido había puesto de manifiesto «las magníficas condiciones del albergue más alto de España. Su maravilloso enclavamiento (sic) en la cumbre de la divisoria de las dos vertientes de Sierra Nevada que permite contemplar los más fantásticos y variados panoramas». En la noche de aquel sábado, los excursionistas de Sierra Nevada pudieron admirar el inolvidable espectáculo de la luna llena «que brillaba sobre un apretado mar de nubes, poniendo una nota sublime sobre lo más altos picos de la Penibética».

Los montañeros agradecieron el estado de las instalaciones y las comodidades del refugio: como premio al esfuerzo de la escalada, el albergue ostenta en su puerta una placa con estas sencillas palabras: «Para abrir alcen el picaporte. Siempre abierto, confiado a la hidalguía del caminante».

A la mañana siguiente, los alpinistas descendieron esquiando hasta la laguna, dando por inaugurada la temporada de esquí que había terminado... ¡en junio! Era la temporada más larga del país, se esquiaba cuando en el resto del país la nieve solo era un recuerdo.

El Refugio Elorrieta se proyectó en 1929 en el marco de un plan dirigido por los ingenieros José Almagro San Martín y García Nájera de repoblación forestal del valle del río Lanjarón. Jalonando la vertiente sur de Sierra Nevada, los ingenieros habían previsto la construcción de varios refugios de montaña puestos en pie entre 1931 y 1933. El refugio más alto de todos ellos, y el más ambicioso, era el de Elorrieta, «semiexcavado en la roca a 3.200 metros de altitud, situado junto al pico denominado el Fraile de Capileira y único del valle del Lanjarón que se ejecutó de acuerdo con los proyectos, elaborados en Madrid con total desconocimiento del terreno y de los materiales», explica Manuel Titos en su libro 'Sierra Nevada: Una gran Historia'.

El refugio al que comenzaron llamando el albergue del 'Tajo de los Machos', terminó de construirse en 1931, y pronto tomó el apellido del director general de Montes, Caza y Pesca Fluvial de la época, Octavio Elorrieta. «Se equipó con calefacción, instalación de agua alimentada por un depósito e iluminación por un grupo electrógeno; la zona excavada en roca se recubrió con una bóveda de ladrillo tomado con yeso, recubierta por mortero y, hasta una cierta altura, con cerámica. El albergue era suficiente para alojar a 24 obreros, además del personal facultativo y de vigilancia», continúa Titos. Edificado con materiales del lugar, mampostería de pizarra y serpentina de Sierra Nevada, el edificio se mimetiza con la cumbre.

Su construcción fue toda una epopeya. Antonio Castillo, miembro de Acción Sierra Nevada en su artículo 'Refugio Elorrieta de Sierra Nevada, ¿conservarlo o derribarlo?', pone en contexto la importancia del proyecto en el que se enmarcó la construcción de este albergue: «Los acuciantes problemas de torrencialidad y erosión que asolaban unas laderas completamente desnudas, llevaron a diseñar un ambicioso y pionero plan de experimentación y repoblación para la España de la época. Sirva como muestra que se llegaron a ensayar hasta 118 variedades arbóreas procedentes de altas montañas de América, Asia y Europa. Para todo ello se construyeron, solo en la cuenca del Lanjarón, tres albergues (Lanjarón-pueblo, Tello y Elorrieta), siete refugios (entre ellos, el del Caballo, Ventura, Loma de Cáñar y Peñón Colorao), siete viveros, numerosos diques y una red kilométrica de veredas de arriería». Entre esta red de veredas es emblemática la 'Verea Cortá', que recuerda una pequeña calzada romana a una cota de 2.900 metros de altitud de la que aún se conservan tramos elevados sobre el terreno.

Reconstruir el refugio

Elorrieta funcionó como albergue de técnicos forestales durante varios años, a cargo de la 7ª División Hidrológico Forestal del Sur que estableció en él un observatorio meteorológico vigilado por un guarda que permanecía en el durante el verano. Cuenta IDEAL en un artículo publicado en mayo de 1961 que los montañeros recordaban a aquel simpático guardador del albergue, buen cocinero, que chapurreaba algo de francés e inglés y combatía la neurastenia de sus largos días de soledad llegando a inventarse comedias que interpretaba solo, con las sillas del cuarto de estar del albergue.

Cuando estalló la guerra civil, los planes de reforestación se paralizaron y el refugio fue ocupado por tropas nacionales, pero no fue hasta después del conflicto bélico cuando comenzó su progresivo deterioro.

Mientras, la hemeroteca de IDEAL_continúa salpicando noticias sobre sobre expediciones que los montañeros granadinos organizaban a lugares pintorescos de la Sierra. Un actividad casi heroica si tenemos en cuenta el pesado material, la escasez de medios, cargados con pesadas tiendas de campaña y ropa de abrigo necesaria para pernoctar en la montaña, además del material de escalada. IDEAL recogía sus quejas: nuestra sierra carecía de guías de montaña que pudieran ofrecer este servicio al turista pero, sobre todo faltaban refugios para pernoctar (los famosos Diez Amigos Limited llegaron a tener una casa de madera desmontable que cargaban en una recua y llevaban a sus excursiones).

En 1963 el Refugio Elorrieta, junto al del Cerro del Caballo, se cedieron a la Federación Española de Montañismo, que a su vez lo pasó a la Andaluza, como paso necesario para su reconstrucción. Cuenta el periódico. en un artículo del 20 de enero de ese año, que se debía de comenzar por la reparación del veredón que conduce al refugio desde la Laguna de las Yeguas, imprescindible para transportar los materiales y el mobiliario. Aquella empresa se enmarcaba en el Plan de Refugios de alta montaña de Sierra Nevada de la época.

Un refugio con alma

En 1993 la Federación Andaluza anuncia que no puede hacerse cargo de su mantenimiento, empieza su progresivo deterioro y el debate sobre si hay que derribarlo, abandonarlo o restaurarlo. En un documento de 2015 la FAM ratifica su postura y, alude, entre otras razones, a la falta de seguridad e higiene del recinto, la cercanía de otras instalaciones para refugiar al montañero e incluso que el edificio rompe la magia y la grandeza de la zona, «los refugios deben ser puntos de partida para acceder a las montañas, y no puntos para desbravarlas».

También comenzó entonces una campaña para salvarlo que tiene a Acción Sierra Nevada entre uno de los grupos más activos en su defensa. Pero no faltan las adhesiones a la conservación de Elorrieta. Entre ellas están el Colegio Oficial de Arquitectos de Granada, el Centro Artístico, la asociación Hispania Nostra, que lo ha incluido en su Lista Roja de patrimonio amenazado, o la asociación Granada Histórica, que ha anunciado recientemente su propuesta para declararlo BIC, así como un gran número de empresas y muchos clubes de montaña.

El próximo día 15 de diciembre, Acción Sierra Nevada ha convocado una marcha reivindicativa para salvar a Elorrieta. El porqué lo explica Antonio Castillo: «este refugio es especial. Es historia y, cuando estás frente a él sientes que te está hablando. Tiene alma, destila sentimientos».

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