Rochina prosigue su puesta a punto para recuperar su mejor nivel
El mediapunta tiene un plan de trabajo específico y es una incógnita si Robert Moreno lo convocará o no para el duelo ante el Rayo
El día de su presentación como nuevo jugador del Granada fue el propio Rubén Rochina el que manifestó que él también tenía dudas acerca de ... cuánto tardará en alcanzar la forma óptima para competir. «He estado trabajando un mes o mes y medio con un entrenador personal –explicó– pero el fútbol es un deporte de contacto y colectivo y, por mucho que intentes prepararte individualmente, creo que nunca consigues lo mismo». Esa falta de pretemporada es un problema que tendrá que erradicar con ayuda del cuerpo técnico rojiblanco porque aunque el propio jugador subrayó sus «ganas de estar con el equipo lo antes posible», también recordó que eso lleva su proceso y su adaptación.
Tanto la idea de Rochina como de los componentes del cuerpo técnico que lo están ayudando a recuperar su mejor forma es aprovechar el parón de selecciones para que el jugador vaya progresando en su puesta a punto y que consiga tener opciones de jugar el derbi ante el Real Betis de la jornada 4. De momento es una incógnita saber si el técnico Robert Moreno lo incluirá en la lista de citados para jugar el duelo ante el Rayo Vallecano. Si así fuera, si le dará algunos minutos para que se reestrene como jugador del Granada o acabará optando por un método más conservador en el que su participación en Liga se aplace a las siguientes jornadas. En los últimos días Rochina ha estado trabajando con un plan de entrenamiento específico, participando en algunas actividades con sus compañeros pero también ejercitándose en solitario, como el miércoles por la tarde, día en el que anduvo con un vendaje sobre su gemelo izquierdo y en el que aprovechó su presencia en la Ciudad Deportiva para ver el amistoso que el filial rojiblanco disputó ante el Córdoba.
A sus 30 años, Rubén Rochina no es un jugador que haya sido especialmente propenso a lesionarse, aunque ha habido temporadas en las que sí que ha estado claramente lastrado por las molestias físicas. La más grave la padeció en 2009, cuando sufrió una rotura del menisco interno de su rodilla derecha que lo obligó a estar más de dos meses sin jugar con el equipo juvenil del FC Barcelona.
En la 2014/15, su primera campaña con el Granada, le costó encontrar continuidad en las alineaciones y no ofreció su mejor rendimiento ya que dos lesiones de muslo casi consecutivas –estuvo sin jugar desde noviembre hasta enero y luego desde el 27 de enero hasta el 20 de febrero– lo apartaron de las convocatorias. Su progresión fue positiva hasta la 2019/20, cuando un par de percances musculares lo obligaron a perderse cuatro partidos con el Levante. El año pasado solo padeció una lesión fibrilar al inicio del curso, pero después de recuperarse le costó entrar en los planes del técnico levantinista Paco López.
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