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Sábado, 12 de octubre 2019, 22:10
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La cantera salió al rescate del Recreativo Granada, el equipo que –en teoría– debe ejercer de puente para que las promesas con las que el Granada trabaja desde su más tierna infancia se conviertan en realidades que triunfen con el primer equipo rojiblanco.
En una semana difícil para el filial por la mala imagen ofrecida en Don Benito, donde perdió por 3-0, y por la presión que recaía sobre los hombros del grupo al verse colistas en la clasificación del siempre complicado Grupo IV de Segunda B el granadinismo dio la cara. La afición casi llenó la grada de la Ciudad Deportiva pese a que es un clamor que a los aficionados les gustaría ver jugar a este equipo en Los Cármenes, una instalación donde es más fácil sortear las inclemencias climáticas (calor y lluvia). Con ese apoyo y la fuerza de voluntad de aquel que aún se quiere aferrar a la vida por muy crítica que sea su situación, el Recreativo compareció en la Ciudad Deportiva dispuesto a dar una buena imagen y a brindarle la segunda victoria del año a los suyos.
Desde el primer minuto el conjunto de David Tenorio ofreció una imagen de orden y de seriedad que no tenía nada que ver con el pobre ropaje con el que compareció en Don Benito. El filial, con una defensa que obligatoriamente tenía que ser retocada tras la sanción de Tavares y las molestias de Fran Serrano, volvió a competir en casa como ya lo hiciese ante el San Fernando, el Villarrobledo y el Mérida, a pesar de que el resultado de este último encuentro no le fue favorable.
La asignatura pendiente para el cuadro rojiblanco pasa a ser mejorar fuera para que así se multipliquen las posibilidades de obtener la deseada salvación. En el choque ante el Don Benito los primeros compases fueron de tanteo, pues ambas escuadras buscaban ser profundas en ataque pero sin arriesgar en defensa, lo que hizo que las ocasiones brillaran por su ausencia ante la rigidez en la retaguardia de granadinos y gaditanos. Un robo de Isi en la presión a un rival que salía con el balón jugado dio lugar a un contragolpe que Rui Pedro no supo concretar porque su disparo desde la frontal del área salió alto (m.21). Isi obligó al guardameta Isma Gil a trabajar antes del descanso para evitar que el 1-0 subiera al marcador en un primer tiempo en el que el Recreativo apenas sufrió atrás porque tuvo mucho el balón y por la sensacional labor defensiva de sus cuatro centrocampistas: Isi, Yael, Mario y Caio Emerson.
Recreativo Granada
Unai, Espínola, Montoro, Héctor, Alberto, Isi (Sebban, m.77), Yael (Isma Ruiz, m.62), Caio, Mario (Rubén Sánchez, m.66), Rui Pedro, y Butzke.
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Atlético Sanluqueño
Isma Gil, Navas, Martínez, Jose (Del Moral, m.86), Madrigal, Mario Abenza, Peli, Nando Quesada, Dario Guti (Edu Oriol, m.71), Geijo y Peter (Segura, m.59).
GOLES 1-0, m.83: Butzke.
ÁRBITRO Abril Portillo (colegio murciano). Expulsó por doble amarilla al visitante Mario Abenza en el minuto 90 de juego. También amonestó a los locales Héctor, Montoro y Rubén Sánchez así como a los visitantes José Romero y Peter.
INCIDENCIAS Partido de Liga disputado en la Ciudad Deportiva del Granada ante unos 500 espectadores aproximadamente.
Al filial, al que el empate le sabía a poco por su delicada situación en la tabla, le tocó adaptarse a otro tipo de partido en la segunda mitad. La buena actuación de Espínola en la banda derecha fue una bendición para un Recreativo que tenía que contener a un rival con jugadores que demostraron que aún retienen parte de la calidad que los hizo grandes –como Álex Geijo– y a otros con hambre de gloria como Peter, que gozó de la ocasión más clara para los visitantes, aunque su remate desde el interior del área rojiblanca se estrelló en el lateral de la red. Isma Ruiz y Sebban reemplazaron en los minutos finales a los exhaustos Isi y Yael y lo hicieron bien.
El duelo se encaminaba a terminar con empate a cero en el marcador cuando Peli, en el 82, cedió un balón comprometido a su portero por el que luchó Butzke. El punta granadino no consiguió marcar en su primer remate, pero el balón se le quedó muerto en el área y solo tuvo que empujarlo a gol (1-0). Defender lo ya conseguido era una obligación para el equipo de rojiblanco, que dio muestras de querer aprender de sus errores y de querer dar guerra para permanecer un año más en la categoría de bronce.
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