Una vara de medir poco usual en Liga

2. Su método participativo, en el que sus propios jugadores analizan y plantean soluciones mientras él amalgama todo –como se ejemplificó en la retransmisión televisiva con imagen y sonido de la pausa de hidratación–, mezcla bien con ese plus de motivación de actuar en un campo importante para todo futbolista, todavía sin la ansiedad que puede pesar en futuras jornadas.

3. El entrenador del Granada y sus pupilos complicaron el triunfo de los anfitriones mediante un trabajo táctico notable, con el acicate de tener poco que perder, cometiendo apenas un puñado de errores aislados que los de Simeone supieron castigar, salvo en el golazo de Memphis, inapelable, cuando los granadinistas parecían levantarse de la lona tras el tanto de Samu Omorodion.

4. Fue un Granada decente, subrayado porque aún está falto de fichajes y los que han llegado llevan poco tiempo en el vestuario. Tampoco pudo contar en plenitud con Bryan Zaragoza, reservado para los últimos minutos al sufrir un proceso febril, aunque los focos sí se posaron en otro recreativista como Samu, el siguiente en una interesante escala de canteranos. Sin embargo, sería un error caer en cualquier tipo de complacencia como club porque la vara de medir al equipo no es la usual.

5. El plan rojiblanco necesitará de otros matices ante rivales más parejos, aquellos con menos potencial pero idéntico objetivo, el de la salvación. Oponentes que cederán sin disgusto la iniciativa y se encerrarán más, o bien más sorprendentes en sus propuestas, porque la del Atlético era bastante previsible. dentro de su gran nivel. Es evidente que Paco López no siempre apostará por un esquema de tres centrales, aunque sí empieza a edificar su nueva versión sobre los incorporados recientemente.

6. Gerard Gumbau, una de las apuestas en el centro del campo, difiere en su juego respecto a Pol Lozano, pieza a la que releva. Gumbau es más duro en el quite y el Granada gana con él altura en las disputas y un gran sacador a balón parado. No lució demasiado en la salida desde atrás, pero quizás porque el Atlético vigila mucho y bien.

7. Se entendió con Sergio Ruiz, que extiende el fantástico momento con el que cerró el pasado curso, en esa función de ida y vuelta que le permite su buen estado físico. Siempre fue un ojito derecho de la dirección deportiva, que pagó por él 1,5 millones de euros el pasado verano. Superó una complicada lesión en el pie y no tuvo episodios de desconfianza como en el pasado. Se le nota a gusto y lo transmite.

8. Melendo completó, por delante, el trío en la medular, aunque estuvo gris y ahora tiene quien le apriete el zapato. Gonzalo Villar calzó bien en el colectivo. Aportó un pase de gol y aunque se quedó sin gasolina en el último suspiro, algo que propició la sentencia de Llorente, puede encontrar un contexto benigno para explotar.

9. Paco López, que se definió como partidario del tiempo efectivo en el fútbol, «porque esto es un espectáculo», es un preparador que suele congeniar con esos futbolistas técnicos que se difuminan en las pizarras rigurosas de otros. Su medular mejora aunque le sigan faltando integrantes, reconocido en ataque pese a la irrupción de Samu, y evidente en otras parcelas, como la defensiva. A Vallejo le persigue ese sino cruel de emponzoñar buenas actuaciones acciones con algún fallo de duras consecuencias, pero quizás con partidos se pueda quitar el sambenito al fin.

10. Por fuera, Callejón se recicló al carril y Ricard esperó turno, aunque conociendo al técnico valenciano no serán raras las rotaciones en algunos puestos. Lo que sí quedó claro tras esta jornada es con quiénes claramente no cuenta, descartes técnicos de la convocatoria. Mientras todo se ultima, comprobará qué da de sí lo que tiene. El plantel actual, sin mejoras, tampoco está al máximo aún.