Punto de reflexión
La contracrónica ·
Hay una brecha dentro de la plantilla, que sitúa a algunos jugadores en una cresta de rendimiento, entre los que destaca Luis Suárez, y a otros, la mayoría, en un valle; las visitas a Grecia y a Elche ayudarán a dilucidar si se levantanChema Ruiz España
GRANADA
Lunes, 7 de diciembre 2020, 00:25
Entre la sonrisa sosegada de Okazaki y el puño enrabietado de Germán transcurrieron ocho minutos. Un periodo que, con 1-3 en el marcador, habría ... servido en cualquier encuentro para repasar la clasificación y poco más, pero que en Los Cármenes cambió el signo del partido. Entregó al Granada un punto que aplaca la tristeza en el vestuario de los de Diego Martínez, pero que invita a la reflexión, ahora que el trabajo adelantado en Europa permite rebajar el ritmo. Hay una brecha dentro de la plantilla, que sitúa a algunos jugadores en una cresta de rendimiento y a otros, la mayoría, en un valle; que, en definitiva, remarca las lagunas de un conjunto que no está funcionando al nivel al que ha acostumbrado a su afición en los últimos meses.
El encuentro, al final, plasmó de nuevo el lema que marca cada paso en el club rojiblanco, pero también evidenció durante 80 minutos que el mecanismo está fallando, que aquello que funciona lo hace más por tesón individual que por el buen desarrollo de lo ensayado durante la semana. La avanzadilla de rebeldes que se resisten a la depresión la lidera Luis Suárez. El cafetero coge peso en el equipo de forma progresiva y cada vez que se calza las botas parece haber aprendido algo nuevo. Ha entrado en el 'once' sin hacer demasiado ruido y ha convertido su ansiedad en una virtud.
El 'bisonte' lleva ya cuatro goles, que le aúpan hasta el tercer escalón de goleadores rojiblancos. El último, de definición magnífica tras otra expresión de un hambre incalculable, mantuvo en el choque a los de Diego Martínez, incapaces hasta los últimos minutos de hacer daño a un Huesca que tampoco escondió sus debilidades. Míchel demostró que, como el técnico rojiblanco, también sabe jugar al despiste con el planteamiento que presenta a LaLiga, porque no fue Borja García quien cayó a la banda de inicio, como sugería la hoja de partido, sino Sandro. Una nimiedad en un sistema tan complejo como es un equipo de fútbol, pero que deshizo al Granada.
El delantero canario explotó las carencias de Foulquier, que encabeza el pelotón de rezagados nazaríes; el mediapunta madrileño mareó a Yan Eteki, otro artista destacado de dicha banda ominosa, con quien también bailó Sandro para que Mikel Rico esbozara la pesadilla granadinista antes de Navidad –el exrojiblanco sigue teniendo un par de pulmones más que el resto de los mortales–. La desventaja subrayó las diferencias internas. La movilidad del rival entre líneas delata a Gonalons y Yangel Herrera, la Covid aún lastra a Puertas y, por alguna razón, el área ya no es territorio hostil para los infiltrados. Kenedy, recién recuperado, está tan lejos de su apariencia inicial como de la encomiable persistencia de Machís, incluso cuando no sale nada. Ambos asistieron, por cierto.
Emergió en las postrimerías la figura de Jorge Molina, apagado en las últimas semanas. Cumplió con lo esperado con su cuarta diana del curso y se dio de bruces contra el poste cuando ya se veía celebrando el triunfo junto al córner. La cosa se quedó en un empate que, por la forma en que se dio, puede servirle al Granada para volver a batir las alas. Las visitas a Grecia y, sobre todo, a Elche ayudarán a dilucidar si el de ayer fue también un punto de inflexión.
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