Otro paso más hacia la historia

Los bautismos con la camiseta rojiblanca le están saliendo fenomenal al 'padre' Martínez. Si Luis Milla debutó con gol en Liga, Robert Kenedy hizo lo propio en su estreno como nazarí, en el escenario europeo. Fue la principal novedad de la alineación y aclaró el porqué de su presencia en el 'once' de manera supersónica. En cuanto pudo encarar, acreditó su potencia y su precisión con la zurda para colar un centro hacia Roberto Soldado. Quién si no él, el goleador más acreditado de la plantilla, iba a ser el encargado de dejar su nombre en la historia como primer artillero de este club en la primera escaramuza por la previa del segundo torneo continental.

Con Víctor Díaz de lateral derecho y Max Gonalons como eje, el entrenador evidenció su apuesta por la experiencia para un partido que quedó despachado pronto, pero ante el que convenía fiarse poco. El Teuta se derritió porque el Granada se tomó con seriedad la función. Apenas dejó rendijas e intensificó su insistencia por la izquierda, por donde Kenedy dejaba surco. Presionó a su par y metió la sexta marcha como un bólido para irrumpir en el área. Soldado, generoso, le devolvió la asistencia del primer tanto con una pared precisa, con la que el brasileño sacó otro elemento de su repertorio: un auténtico bazuca en el pie zurdo, el bueno.

Nueve minutos y 0-2, con la impresión de que podía ser una masacre a poco que apretara el Granada. Resultaron más preocupantes algunos choques, como uno fortuito de Daja con Domingos Duarte que le sacó el hombro del sitio al portugués. Vallejo, en el banquillo, se puso a corretear fuera por precaución. Demoró su entrada hasta el descanso.

Corría aire en Durrës, una polvareda que llevaba en volandas a los rojiblancos. Puertas tuvo un disparo repelido por Frasheri, que llevaba dos visitas seguidas a la red. La pausa de hidratación sólo dio más vuelo a los rojiblancos, con el Teuta abrumado y soltando alguna entrada peligrosa, como en un pisotón a Gonalons, al que le quedó el sello albanés. Diego pedía más en la banda -«hay que aprovechar el viento»- y su equipo obedeció con disciplina marcial. Víctor Díaz sacó una falta que penetró como el cuchillo en la mantequilla y Kenedy puso el pecho en el área para hacer de frontón. La pelota cayó muerta hasta Yangel Herrera, que tiene una ametralladora siempre a mano cuando tira desde la frontal.

El 0-3 no parecía suficiente y Soldado insistió en esa novedosa sociedad fundada con Kenedy, Roberto y Robert SL, pero esta vez la conexión erró en la finalización. El primer acto acabó con un puñado de remates de los locales que no comprometieron a Rui Silva. Se podía haber dejado los brazos en el hotel hasta ese momento.

Tras el descanso, movimientos en los banquillos. Vallejo reemplazó al tocado Domingos y Jorge Molina tuvo su puesta de largo con su nueva escuadra, enfundando las armas Soldado. En el Teuta, ingresó Gruda por el amonestado Daja, pero todo siguió igual. Si cabe, aún más claro para los rojiblancos, con una diana que pilló a todo el mundo desprevenido, sobre todo a la defensa local. Montoro colgó un esférico sin demasiada intención pero se amodorró la zaga del conjunto de Durrës. Herrera cogió los muelles y consiguió que su toque de cabeza se elevara con sutileza sobre Frasheri. Yangel ha empezado este curso voraz como pichichi. No hay nada como hacer feliz a un futbolista con su destino ideal.

A Kenedy le trabaron y hubo suspiros en el banquillo, pero se restableció. Siguió igual de chispeante por la derecha, como un cometa. El Teuta seguía sacando jugadores con dorsales disparatados, como si fueran los del motociclismo. Gruda, con el 97, intentó cruzar el látigo frente a Rui Silva, pero parecía que el cancerbero había rociado su arco de repelente.

Diego guardó en el baúl a Montoro, frágil en la sobrexposición, y dejó que Fede Vico volviera a la mediapunta, en busca de la mejor versión del cordobés. Pero el duelo se descafeinó, con el Granada buscando tranquilidad y el Teuta un gol que contar de esta fecha significativa. Lo rondó pese a sus limitaciones, en un arrebato de orgullo, pero la tensión le llevó a quedarse con uno menos por la segunda amarilla a Beqja, que arrastró la guadaña con Puertas.

Al partido le sobraron los últimos cinco minutos y le faltaron las dos sustituciones extra que sí hay en Liga. Kenedy no pudo más y se sentó en el césped. Acalambrado como poco, el Granada se quedó con diez, fuerzas igualadas para el tramo de saldo que restó.

Buscaron la 'manita' los rojiblancos, pero el colegiado francés anuló una muesca de Puertas por falta sobre Frasheri. No hubo nada más que celebrar. Ya era suficiente. Se superó con medalla el compromiso más trascendental del siglo XXI para el club. El próximo no es dentro de otros 90 años, sino el próximo jueves, en Los Cármenes. Pero esa ya será otra historia. Una más para este equipo de época.