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El pacto de Guadix con su delantero
Ambiente ·
Raúl García, el punta granadino del Mirandés, marcó en su provincia pero la victoria se la llevó el Granada, tal y como querían los amigos que vinieron a verloGuadix estuvo muy presente en la tarde de ayer en Los Cármenes. Raúl García de Haro, delantero del Mirandés, vivió desde los seis años en la localidad accitana y sus familiares y amigos no se quisieron perder el primer partido del delantero en el estadio nazarí. «Lo hemos visto en muchos campos, pero nunca aquí y ya teníamos ganas», comentó su padre, Gerardo García, a IDEAL antes de entrar en el estadio. Junto a él, su mujer María del Mar de Haro y decenas de conocidos del joven futbolista, propiedad del Real Betis, que quería hacerse notar en Los Cármenes y lo consiguió.
Su diana en Granada fue la cuarta de la temporada. Cuatro goles lleva el Mirandés –que no ha vencido aún en la Liga– y los cuatro son suyos. En la tribuna del estadio, en donde se colocó su gente, nadie se perdió su fiesta. Anotó en la segunda parte, cuando el equipo atacaba hacia el lado en el que estaban los suyos. Nada más marcar, los buscó. Celebró como un niño, más feliz de que lo hubieran visto que del propio gol. Toda su 'bancada' lo celebró, pero el pacto que sus amigos habían hecho con él se cumplió. «Creo que somos de los pocos del pueblo que queremos que gane el Mirandés, el resto le ha dicho que marque, pero que gane el Granada», contó Gerardo García. Y así fue. Pero la puerta grande del estadio volvió a ser para Myrto Uzuni. El albanés se había ganado el corazón de Los Cármenes el curso pasado por su pelea y constancia, pero le faltaba todo el gol que está descorchando en esta temporada. Seis goles lleva el albanés, todos al abrigo del 'templo' nazarí, en donde ya es el ídolo que la grada necesita. Se quiere, se gusta. La afición lo quiere y le gusta. Antes del partido y después de dos malas actuaciones a domicilio recibió el premio al mejor jugador del mes de agosto de Segunda división, algo que le motivó para volver a ajusticiar a otro adversario en el estadio rojiblanco.
'Fuerza El Valle'
La grada le dio crédito al equipo. La incertidumbre por ver cómo reaccionaría la afición después del doble tropiezo a domicilio se disipó al corearse las alineaciones por megafonía. Con el himno, la zona de animación del estadio lució una pancarta de ánimo después del incendio de Los Guájares que decía 'Fuerza El Valle' y dio así continuidad al cartel del encuentro que el club publicitó en redes sociales, en el que se colocaba el traje de un bombero en los vestuarios del equipo. Un gesto más de un club que quiere ser ciudad y provincia para que Granada sea cada día más rojiblanca.
Un sentimiento de pertenencia que es cada vez más visible. Una década atrás, los amigos de Raúl García no habrían dudado en ir con el Mirandés. Tampoco se habrían visto en Segunda división tantas pancartas de niños pidiendo la camiseta de sus jugadores. Son sus ídolos, los estandartes de una generación que disfruta viendo ganar a su Granada.
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