Todas las miradas conducen hasta el banquillo en el Femenino

Como en la arenga previa al choque contra el Sevilla en Los Cármenes, todas las miradas de las futbolistas nazaríes parecen dirigirse hacia la figura de Arturo Ruiz. A sus 27 años –cumplirá 28 en marzo–, el joven entrenador se erige como un líder respetado y seguido dentro del vestuario. Así lo reflejaron en el pospartido Lauri y Laura Pérez, capitanas con años de servicio en el Granada que disfrutan posiblemente de su mejor campaña como profesionales. Ambas destacaron el concepto de 'identidad' en su discurso a la hora de explicar las claves del buen momento, un término que hizo calar desde su llegada.

Ante los medios de comunicación, el técnico siempre vincula su plan de juego de posesión y presión alta en campo rival con ese ADN que pretende implantar entre sus futbolistas. Una idea que cuaja y que trae resultados consigo, lo más importante para disfrutar de una carrera larga y digna en el mundo del fútbol. También en la derrota, pues Ruiz reconoció después de pasar de ronda que el equipo redondeó su concepto ante el Atlético de Madrid o el Athletic. Tropiezos que dejaron entrever el potencial de una plantilla que terminó explotando con el devenir del campeonato. 

Las rojiblancas también subrayaron la «cercanía» que muestra el míster con las 23 jugadoras. Una virtud con la que mantener enchufadas en el día a día aquellas integrantes con menos minutos. Ruiz suele repetir una clara alineación titular, que se refresca en mitad de los encuentros desde el banquillo sin notar la diferencia. El Granada no pierde intensidad o lucidez con la pelota en la rotación, una de las causas por las que compite al mismo nivel durante los 90 minutos.

Ya lo celebraron en el Metropolitano el pasado junio, cuando el madrileño clasificó a las colchoneras para Champions como interino. Emblemas del Atlético como Lola Gallardo alabaron públicamente su manera de llevar el vestuario, así como sus conocimientos futbolísticos. No lo renovaron y recaló en Granada a los días. ¿Por qué no soñar?