Matrícula de plata en saber sufrir como rojiblanco
Alfredo García Amado ·
El nuevo director general destacó en casi dos décadas al mando del Sporting, ante una afición pasional como la nazaríFran Rodríguez
Granada
Viernes, 3 de junio 2022, 01:13
Alfredo García Amado no teme a una marea de pasión rojiblanca. Le infunde respeto, pero lo asume como parte del rumbo que ha decidido tomar en su vida laboral. Y es que casi dos décadas a los mandos de un club como el Real Sporting de Gijón curten a cualquiera. El nuevo director general del Granada llega a la entidad nazarí con el peso de la experiencia a las espaldas. Para él no es un mundo ajeno el del balompié, sobre todo cuando este se baña en plata. En Segunda división es donde ha pasado casi toda su vida como director general del Sporting.
El fútbol siempre le apasionó, aunque sus estudios se centraron en las ciencias económicas y empresariales, con un máster en administración de negocios. Una breve temporada en las oficinas de la fábrica automovilística 'Ford' fue el trampolín para llegar a su casa, el Real Sporting, que jugaba en Primera en 1997. Los guajes rojiblancos no lograron mantener la categoría y a finales de siglo pasado se vivió una convulsa etapa de crisis social y económica, junto a la deportiva, en dicho club.
Lejos de amedrentarse con un futuro incierto, Alfredo García Amado participó en la supervivencia de un coloso de nuestro fútbol. El Sporting no solo pervivió, sino que mejoró en todo lo institucional, se le dio respiro en lo económico hasta completar proyectos casi impensables, como las reformas de El Molinón y la Ciudad Deportiva de Mareo. Todo iba viento en popa, por lo que lo deportivo se vio relanzado.
En el cuadro asturiano rozó el cielo con el ascenso a Primera en 2008. García Amado siguió regando su trayectoria como un pilar del club por su gestión. Delegando en figuras clave en lo deportivo, cumplió más de una década de honorable servicio al Sporting. Aunque descendió en 2012, el club seguía en buena sintonía económica y su viabilidad le permitía centrarse solo en retornar a Primera. Se conseguiría en 2015 y él abandonaría tras 18 años la entidad asturiana.
Fue entonces cuando se enroló en el proyecto de la agencia de representación Mesas Sport, en la que sigue. Mientras, y con un currículo positivo, accede a la llamada de un Córdoba en plena depresión deportiva. Allí estuvo como director general un solo año en el que se evitó el descenso administrativo pero no el deportivo. Con la venta al grupo árabe Infinity se dio sostenibilidad al club califa. A costa, eso sí, de quedar marcado judicialmente en un proceso aún en marcha. En su 'Linkedin', destaca su capacidad «para trabajar bajo presión».
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