Machís, en noche de guantes
la contra ·
La estrategia ofensiva del Granada se basó en los melosos centros del venezolano al área en su regreso, pero no encontraron rematador pese a la acumulación de delanteros. Tuvo que ser su sustituto Montoro el que echara un guante... de sedaVíctor M. Romero
Sábado, 23 de octubre 2021, 00:53
Chumy Chúmez hubiera tenido más gracia. El gol de Chimy Ávila, todo un incordio para los rojiblancos, al filo del descanso, sentó como una patada ... en los 'gonalons': Maxime volvió a tener molestias musculares que le impedían terminar el partido en la sempiterna lesión. La idea era que Darwin Machís ejerciera de Luis Ezequiel, que así se llama el bullicioso argentino Chimy. El venezolano había regresado y todo eran parabienes. De hecho, el Granada jugó una primera media hora seria, ordenado, bien colocado y, lo más importante, sin el miedo habitual, sin el temor que generan los resultados. No era para menos. El alivio de la victoria mínima sobre el Sevilla solo fue un balón de oxígeno. A los esta vez blancos, con esa camiseta sin patrocinador y que parece de entrenamiento, les tocó un hueso duro de roer, dado que los navarros están muy 'subidos', más arriba que nunca, con tres victorias consecutivas y el estreno de un precioso estadio como es el reformado Sadar.
Machís era la esperanza. El vinotinto tenía que sobresalir en el tapete, por encima del chuletón (de Ávila). Robert Moreno, que sigue en la cuerda floja, apostó por un equipo más ofensivo, de talento, con cuatro hombres que tratan con mimo el balón, capaces de desequilibrar y resolver. Darwin se situó en su habitual banda izquierda, dejando a Rubén Rochina en la derecha. Se entendieron bastante bien. Por el centro quedaron Bacca y Luis Suárez, el binomio colombiano también se mostró muy activo en la primera mitad. A los nueve minutos un servicio de Rochina, con esos cambios de juego tan vistosos y geniales que le acompañan, no lo aprovechó Machís, aunque ya probó regatear hacia dentro y crear nervios a su marcador, el lateral derecho del Osasuna. Esa vez el pase fue improductivo.
En cambio, al filo del cuarto de hora, a los 14 minutos, Darwin combinó con Bacca y Rochina para adentrarse por el extremo y casi abre el marcador, le tapó el portero y ni siquiera pudo ser córner porque de Sergio Herrera rebotó el balón al venezolano. Machís impuso entonces respeto. Es un tipo que se mueve con facilidad y velocidad entre líneas, exhibió verticalidad aunque peligro real solo hubiera en esa ocasión. Hizo, además, controles de pelota perfectos cuando recibió la cosa redonda.
A los 21 minutos le señalaron una falta inexistente en piscinazo de Nacho Vidal. El lateral del Osasuna parece que tenía interés en que las cámaras se centraran en ver cómo le metía... la bota. Se ganó a pulso la amonestación con una dura entrada a Darwin, abajo, a los tobillos. Poco antes el venezolano deleitó con un gran pase a Luis Suárez, en una trenzada acción iniciada en Carlos Neva. Pero... el Granada se apagó a partir de la media hora. También el venezolano. Al que no llegarían pelotas hasta la reanudación. Eso sí, lo buscaron en el segundo tiempo.
La estrategia ofensiva fueron los centros de Machís, aunque nadie llegó al remate. El venezolano se extrañó por un fuera de juego y puso la bola hasta cuatro veces seguidas en el área, pero no hubo 'killer' y eso que había dos arietes (Luis Suárez con Bacca o Jorge Molina). Entonces, Darwin dejó su sitio a Montoro (minuto 82). Jugó con guantes por el frío de ocho grados y gato con guantes, ya saben, no caza ratones. Eso sí, el venezolano tuvo en las botas dos guantes, como Ángel, que lo tuvo de seda en la vaselina del empate. Al final, el Granada le echó el guante al Osasuna. Y otro guante a Robert Moreno...
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