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Lucha y fortuna

Lucha y fortuna

LA CONTRACRÓNICA ·

No se debe entrar en un estado de euforia inconsciente, sino continuarse afrontando los partidos con trabajo, humildad y respeto al rival

EDUARDO ZURITA

AFICIONADO DEL GRANADA CF

Lunes, 10 de septiembre 2018, 16:34

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Enorme batalla en el Francisco de la Hera entre Extremadura y Granada. Un partido para jugadores aguerridos desarrollado sobre un terreno de juego en malas condiciones que invitaba más al balón largo que a la combinación fluida rasa. El equipo de Diego Martínez se muestra más brillante en el juego combinativo, pero ante los de Almendralejo demostró no arrugarse si se le reta a la lucha sin cuartel, y salió airoso de un encuentro bronco donde la fortuna acompañó a la lucha rojiblanca, con un marcador final que pareció excesivo castigo para los locales, visto el desarrollo total del partido.

Empezó el Granada adelantándose rápidamente al equipo azulgrana en el marcador. Una pérdida local en medio campo activó la fructífera relación Montoro-Vadillo, y el extremo puso el balón de lujo para que Puertas rematase de cabeza con tino en el segundo palo. El partido comenzaba que ni soñado para las huestes granadinistas y el equipo local tenía que remar a la contra. Apareció la dureza intimidatoria de los locales, sin que los pupilos de Martínez volviesen la cara. Un gran cambio de imagen en este aspecto respecto al equipo de la temporada pasada, pusilánime y tendente a la arruga en situaciones desfavorables.

Los arreones del Extremadura en la primera parte, comandados muchos por un renacido Capel en la banda izquierda, encontraban cumplida réplica en el sistema defensivo del Granada, y cuando éste no era suficiente, surgía un Rui Silva que está confirmando por ahora que la confianza depositada en el portugués como portero tenía razones de peso. Gran intervención la suya a un tiro de Zarfino que buscaba la red. El Granada demostró en la primera parte ser un equipo sólido atrás y con capacidad de ponerse el mono de trabajo, si bien sus acercamientos habían ido decayendo con el avance de los minutos buscando el descanso. Su líder en el centro del campo, Montoro, había estado demasiado pendiente del corte y el barrido de jugadas rivales y no conectaba con fluidez con el trío de Vadillo, Vico y Puertas. San Emeterio bastante tenía con echar una mano a los centrales en las segundas jugadas de los duelos aéreos, donde la envergadura de Gallego creaba serias dificultades a los granadinistas. De su lado, el Extremadura había estado demasiado pendiente de las acciones pendencieras y de las continuas protestas al colegiado y sus auxiliares, éstos con demasiados errores de apreciación en las jugadas de línea de fondo, donde erraron con frecuencia a lo largo de todo el partido.

La segunda parte fue un carrusel de ocasiones y vaivenes. Los locales volvieron tras el descanso con el mismo guión, olvidándose de las protestas y redoblando sus esfuerzos en colgar balones desde las bandas, ahora con buena colocación por parte de Díez desde su lateral derecho. El Granada sufría, pero daba avisos de su capacidad de hacer daño, sobre todo cuando el balón llegaba a Vadillo, que confirma jornada a jornada su capacidad de desborde y calidad, y que estuvo muy cerca del gol en una jugada individual que repelió el poste izquierdo de la portería de Manuel García.

Tras otro susto para los locales en una jugada a balón parado -un saque de esquina, que no lo era, lanzado por Vadillo rematado por San Emeterio y repelido por el portero local para evitar el segundo-, el subsiguiente saque de esquina les otorgó la oportunidad de un contraataque que culminaría con el gol del empate de Gallego tras asistencia de Willy, en una acción donde el repliegue del Granada no fue lo suficientemente efectivo. Tras la igualada, el Extremadura pudo ponerse en varias ocasiones por delante, con tres de ellas muy claras: un remate al larguero; una jugada donde Gallego se plantó en solitario ante Rui Silva y éste le adivinó el disparo, tras que Germán empujara levemente al delantero antes de su disparo, lo suficiente para desequilibrarlo -debió señalarse penalti-; y una tercera, tras gran control de Chuli dentro del área, donde hasta en dos ocasiones rondó el gol la meta de Rui Silva.

En un clima favorable para que el Extremadura confirmara la remontada llegó la jugada decisiva del encuentro. Pozo ya estaba en el campo, sustituyendo a Vico, y puso un pase en profundidad a Puertas, en desventaja ante Aitor. El exceso de confianza del defensa del Extremadura y la porfía del almeriense propiciaron un corte en el área que dejó al jugador del Granada solo ante el portero local. Hay que definir esas jugadas y Puertas parece haber entrado en periodo de gracia ante el marco -ya lleva tres goles-, y colocó con habilidad el balón donde Manuel García no podía llegar. El mazazo moral hizo resentirse al Extremadura, que se diluyó. A ello contribuyó una acertada decisión de Diego Martínez que suplió a Vadillo por Martínez para reforzar la defensa aérea con tres centrales en los minutos finales, y que Montoro se hiciera dueño definitivo del centro del campo manejando a su antojo el encuentro. Rui Silva no volvió a pasar apuros. Pozo con una genialidad cerró el encuentro tras un bellísimo tanto que habla de las capacidades del joven jugador.

Dos victorias continuadas son muy difíciles en esta igualadísima competición. No se debe entrar en un estado de euforia inconsciente, sino continuarse afrontando los partidos con trabajo, humildad y respeto al rival -Fabri dixit-. Podría haber habido otro desenlace si el Extremadura hubiese estado más acertado, el árbitro hubiese señalado el penalti de Germán a Gallego, o Aitor no hubiese cometido una pifia imperdonable en el segundo de Puertas. Lo que es indudable es que el Granada de este año sabe sufrir, conoce sus posibilidades y parece que sus limitaciones, tiene una idea colectiva de equipo donde el sufrimiento y la solidaridad no se discuten, un encargado desde el banquillo que maneja hasta la presente con solvencia los cambios y los ritmos de los partidos, y jugadores que si continúan en evolución positiva pueden otorgar las necesarias opciones diferenciales para vencer. La lucha es necesaria y la fortuna hay que buscarla. En Almendralejo la combinación de ambas otorgó una victoria. En otras ocasiones será el infortunio el que lo evite. La competitividad es lo innegociable en esta división, y en eso, por ahora, el Granada está mostrando esperanzadoras credenciales.

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