El Granada vuelve a vencer tras cuatro meses de agonía y demuestra que aún tiene vida. El conjunto granadino recuperó la fe y la intensidad ... para sumar su segunda victoria en lo que va de temporada. Esto, precisamente esto, es lo que hace del fútbol un deporte tan excitante.
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Lo que el pasado miércoles parecía negro hoy ya no lo es tanto; donde solo había oscuridad, hoy se percibe un pequeñito rayo de luz; donde había cundido el más absoluto pesimismo, ahora existe un espacio, diminuto, pero espacio, al fin y al cabo, para la ilusión y la fe. Es lo que tienen las victorias en el fútbol: una capacidad universal para modificar los estados de ánimo.
El triunfo del Granada en su estadio ante el Cádiz, que se produjo después de cuatro meses de insoportable penitencia sin ganar, servirá para declarar el estado de esperanza en el granadinismo. Del no es posible se ha pasado al por qué no y al podemos. Eso, exactamente eso, es lo que producen las victorias. Cambios de ánimo. Y la felicidad, la confianza y la seguridad siempre acercan más a los buenos resultados, aunque no los garanticen.
Hoy lo imposible parece posible, a pesar de que la realidad del Granada continúa siendo de difícil resolución: sigue segundo por la cola con 11 puntos, a cinco de la zona de salvación y, si todo es como siempre suele ser, necesitará entre 28 y 30 puntos de los 57 que quedan por disputar.
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El triunfo ante el Cádiz dejó un equipo más intenso y peligroso, con llegada, buen juego al espacio y sereno en defensa. Los tres puntos le pertenecen, sobre todo, a Bryan Zaragoza, el superhéroe de este Granada. Que la victoria no evite la reflexión sobre este extremo porque, si no, encubriría un engaño. El conjunto rojiblanco pudo estar consumido y hoy aún tiene vida.
Para saber si este triunfo cambiará rotundamente su dinámica, que es lo que necesita, habrá que esperar a las jornadas venideras. El mismo tiempo que habrá que aguardar para conocer si el estado de esperanza será duradero o solo efímero. Quizá llegue tarde. O quizá no.
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A lo mejor el milagro es posible cuando muchos ya daban el cadáver por enterrado. Eso, solo el tiempo lo dirá, pero el Granada encontró el triunfo que tanto tardó, casi cuatro meses y 15 jornadas de larguísima y agónica travesía que habían dejado al equipo con todos los números para ir a Segunda.
Ante su sufrida afición, los rojiblancos recuperaron el dulce sabor de la victoria y defendió su dignidad en un buen partido táctico. Fue un miércoles soleado para un equipo en las sombras de la clasificación. Por lo menos se supo que en el sótano vive alguien. Hay vida en la muerte.
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