Conjeturas

Para muchos y en demasiadas ocasiones pareció tener la salvación a tiro de piedra; pero, seguramente, su principal error fue mirar más cómo fallaban todos los equipos antes de mirarse así mismo y autodiagnosticar sus propias derrotas. El resultado es bien conocido por todos.

Esta temporada se me está empezando a parecer demasiado a la pasada, aunque estemos en Segunda en lugar de en Primera y a pesar de que supuestamente el equipo esté luchando por el ascenso en lugar de por evitar el descenso.

Con temor, comienzo a escuchar con demasiada frecuencia las mismas explicaciones y suposiciones, siempre colgadas de frases del tipo «ya pincharán», «los otros siguen fallando» o «estamos ahí». Y desde dentro me sale tomarlas con cautela y hacer esta advertencia. Porque dichas explicaciones no dejan de ser conjeturas y vivir entre ellas es muy peligroso. Siempre va a haber algún equipo que nos anteceda que falle –a veces varios– y siempre va a parecer que los tenemos a mano y que son alcanzables. Siempre. Hasta que el inevitable transcurso de las jornadas fulmine la conjetura y la convierta en un eterno «y si…», en una hipótesis que no se cumple. Entonces nos daremos de bruces con la realidad, esa extraña dimensión donde lo único que importa es lo que hagas tú.

Diagnosticar tus problemas, poner soluciones y mejorar. Ese es el único camino que debe de seguir el Granada para alcanzar el objetivo. Lo demás quedará flotando en el aire, como algo que pudo ser y no fue. Como una conjetura más que jamás se cumplió.