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Joaquín y Miguel presumen de granadinismo en Pamplona
Dos granadinos afincados en la capital navarra disfrutaron del triunfo junto a los seguidores desplazados
Rafael Lamelas
PAMPLONA. Enviado especial
Lunes, 24 de febrero 2020, 01:09
Joaquín Barbero y su hijo Miguel son dos granadinos afincados en Pamplona que ayer disfrutaron de lo lindo. Joaquín emigró por motivos laborales y ... se llevó a su vástago a la capital navarra en el año 79, con ocho meses. Rojiblanco acérrimo, de los que nunca se bajaron del barco ni en las peores épocas, consiguió transmitir a su chico, de manera natural, el amor por la camiseta que lleva en su corazón, a pesar de las categorías por las que entonces jugaba, de la dificultad que entrañaba enterarse de lo que ocurría en sus partidos, hasta del resultado.
Ayer, abonados ambos de Osasuna, acudieron a El Sadar pero se ubicaron en la zona visitante, luciendo el escudo del Granada en el pecho. Uno, Joaquín, con la rojiblanca; el otro, Miguel, con la azul, la tercera indumentaria del equipo esta temporada. «Nunca le inculqué esto. Lo manifesté en casa y él se sintió implicado», recuerda sobre la herencia que el veterano ha cedido a su muchacho. Joaquín es tan devoto que hasta compró acciones cuando el Granada se convirtió en SAD. Tiene nueve y mantiene el contacto con la realidad del club gracias a un grupo de Whatsapp de miembros de la asociación 5001.
«Diego Martínez nos ha resarcido de lo que nos toca aguantar aquí. Que si era un triste, que si no sabía de fútbol», terció orgulloso Joaquín tras el 0-3. «Le llaman el Penas, por su segundo apellido», comentó Miguel. «Les vamos a machacar esta semana», bromeó el mayor.
Estuvieron en San Mamés, en la semifinal de Copa, y acudirán a Los Cármenes el 5 de marzo. Joaquín, ya jubilado, no tiene asuntos que aplazar. Miguel tendrá que consumir días de vacaciones en su trabajo para presenciar la cita. «Soy tan apasionado que a veces no puedo ver los últimos minutos. Me pasó en Bilbao, cuando ganamos con el gol de Íñigo», recordó Joaquín.
No estuvieron solos en El Sadar. Una treintena de hinchas hicieron el petate. Algunos, de manera particular. Hasta un guardia civil granadino desplazado en la zona. La mayoría de estos hinchas pertenece a la peña del Granada en Madrid, que procura enviar un destacamento a cada cita. Un ejemplo más de pasión fuera de la provincia. El granadinismo se luce en cualquier lado. Ahora, se presume también. Y se lega.
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