La inspiración se esfuma en ataque
El Granada no ha tirado entre palos en los dos últimos partidos, señal de que algo pasa arriba | El equipo se ha quedado seco de gol en tres de los cinco partidos de 2019 y el último tanto en jugada de alguien de arriba lo logró Puertas el 21 de diciembre, en Tenerife
Rafael Lamelas
GRANADA
Martes, 5 de febrero 2019, 00:34
1. La primera derrota de 2019 para el Granada llegó ante el equipo con el que estrenó las victorias en esta temporada, el Atlético Osasuna. ... Han pasado muchos meses y cada equipo ha evolucionado a su manera. Los rojiblancos se han caracterizado por una eficacia defensiva casi robótica que les ha sostenido en el liderato de un tiempo a esta parte, cumpliendo la séptima jornada consecutiva en lo alto. Han manejado una guardia de boxeador experto que agota al contrario, que se ha hecho mejor gracias a ciertos impactos sobre el rival, en general escasos últimamente, con algunos empates que al menos han servido para retener el cinturón de la categoría. Los navarros, por su parte, han unido a su vigor habitual, exigencia básica en El Sadar, un dinamismo tremendo en ataque gracias a varios jugadores bendecidos, en especial Rubén García, y el hecho de actuar sin un ariete clásico, pues Juan Villar no lo es.
2. Este ataque flexible estaba siendo controlado por los nazaríes con vueltas rápidas al repliegue y atención extrema, acostumbrados a sobrevivir en esa angustia sin soliviantarse. Así ocurrió en La Rosaleda o en el Nou Estadi de Tarragona. Nadie contaba con el accidente de José Antonio en el gol, que no había dado muestras de bisoñez hasta entonces. Quizás más que su perfil novato primó el cansancio.
3. Hace casi dos meses que el Granada es líder, aunque ahora lo comparta con el Málaga y Osasuna, con permiso del Albacete, al que no le han sumado los tres puntos del Reus aún, que agregarán todos al final. Pero siendo privilegiada su situación, el equipo empieza a acusar cierto desgaste. No tanto en la acción defensiva, pues los de la zaga pasarían por espartanos conteniendo persas en el paso de las Termópilas, pero sí en el ataque, donde el bagaje resulta pobre. Si la vía de suministro encima se resiente por las ausencias de quienes tienden los puentes de manera habitual, Montoro y San Emeterio, peor aun.
4. El Granada no ha tirado a puerta en los dos últimos partidos, dato elocuente del problema que crece en la vanguardia, aunque en el anterior compromiso actuará desde el minuto 37 con uno menos por la expulsión de San Emeterio ante un adversario que se mantuvo compacto pese a su ventaja. Ramos lleva seis encuentros sin ver puerta. Rodri, que cada vez juega menos y sólo salta al rescate, no anota desde mediados de noviembre, en Las Palmas. El último tanto en jugada de alguien del abanico de arriba lo transformó Puertas en Tenerife, en la cita que cerró el año pasado. Después, el lanzamiento de penalti de Vico ante el Albacete (1-1) el cuatro de enero. Desde entonces, sólo dos dianas más del colectivo, ambas de un pivote, Montoro. En 2019, tres partidos de cinco con abstinencia de gol. Algo está pasando y conviene estudiarlo a fondo a Diego Martínez.
5. Todo esto es real, pero también es bueno que el entorno ponga los pies en el suelo y haga un ejercicio de regresión al verano. La campaña está siendo dignísima, con sólo cuatro derrotas. Nadie pronosticaba que el cuadro estuviera en la pelea por el ascenso directo y ya parecía quimérico asomarse al 'play off' ante las dificultades en la configuración del grupo. Por tanto, hay que poner de relieve el trabajo de una plantilla exprimida gota a gota, con un cuerpo técnico estudioso contra cada adversario. Un conjunto que ha competido en cada segundo de la Liga. Pero con la salvación casi amarrada, el planteamiento ha de pretender la mejoría, sin añadir la presión que cargan otros con objetivos mayúsculos por decreto, conservando la prudencia, pero refrescando ideas en la parte ofensiva para permitirse el lujo de soñar. Alguien ha de rearmar la pirotecnia y prender la mecha. Se necesita una catarsis.
6. El campeonato arrancó con dos empates, pero luego se sucedieron muchas alegrías. Salvo la eliminación en Copa, aquella actuación apocada en Riazor y la otra derrota con uno menos en Alcorcón, el Granada creció sin parar, con un virtuosismo floreciente entre los Vadillo, Puertas, Vico o Pozo, diablos con un intercambio constante de posiciones que hacían las delicias de las grada amiga. El equipo alcanzó una cumbre en Zaragoza, barriendo a los que entonces todavía dirigía Lucas Alcaraz. Con Rodri de referencia, curiosamente, tirando desmarques.
7. Pero algo empezó a cambiar desde aquella fecha. Con el Numancia, la maquinaria se atascó en la primera ausencia de Montoro. El equipo jugó a tramos en Las Palmas, aunque rescató un buen punto. Después perdió con el Sporting en casa y sembró cierta inquietud a las puertas de dos salidas seguidas, a Málaga y Tarragona. Fue entonces cuando dio una vuelta de tuerca. Se concentró en evitar fugas y reclamó más trabajo en la protección de los actores más avanzados. Con esa coraza, sin tanto destape, el Granada ganó los tres siguientes partidos, todos por resultados cortos. Después empató otros tres, se impuso al Elche y firmó tablas con el Extremadura. La trayectoria concluyó este domingo. Salvo ante el Albacete, al que debieron ganar, y los ilicitanos, los porteros contrarios apenas sufrieron. Con un gol bastó a veces, o ni eso.
8. Resaltaba Diego las pocas bajas en este curso, pero la curiosidad de que se hayan cebado por posiciones, tanto en el lateral izquierdo, solventando por el pulcro Quini, como ahora en el mediocampo. Pero también suele suceder que las malas rachas se contagien y está pasando en la generación de oportunidades para marcar. Quizás porque es desde la asociación y no desde el individualismo como han funcionado mejor los rojiblancos en la parcela enemiga y ahora se necesitan unos a otros.
9. Con los puntas bajo cerco, los nazaríes necesitan de esa prolífica mediapunta. Pero Puertas, el aún pichichi, ha perdido influencia, más pendiente de socorrer al lateral que en aparecer por sorpresa en el rancho de enfrente. Sin su factor sorpresa, tiende a la melancolía. Pozo, un cometa en aquellas citas que dieron colchón en octubre, no serpentea como solía, como si le hubieran arrebatado aquella valentía precoz. Entra en confusión al llegar al acantilado, cuando antes tenía pocas dudas. Fede Vico y Vadillo sí mantienen el grado de actividad algo más constante, pero se les resiste el arco, evidente en Los Cármenes, lugar en el que se expresan con la máxima insistencia, bien por fallos de puntería o por la mala suerte de toparse con los palos. En El Sadar, el cordobés se diluyó sin corriente y el gaditano trató de abrir el campo por la banda, pero apenas José Antonio le buscó en un puñado de veces.
10. Queda por ver si ese descaro lo puede recuperar Dani Ojeda, al que Diego está administrando con cuidado. También comprobar si Ramón Azeez entrará ya o si su llegada conduce a otros sistemas que potencien la medular, más expuesta si no están los de siempre. Quizás, prescindiendo de uno de los de arriba, pero dejando mayor libertad de subida para los laterales. También está el revés, que supondría colocar dos puntas, Ramos y Rodri, no chequeado de partida. El míster seguro que intentará tocar las teclas para que el Granada se cubra igual de bien y golpee mejor. Se le viene encima un partidazo para ello frente al Dépor.
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