Nuevos pasos hacia un posible trivote en el centro del campo
La integración de Max Gonalons con su primera titularidad permite pensar en el francés como acompañante de Montoro y Yangel Herrera
La hora que Max Gonalons jugó en Valladolid y los diez minutos con los que contó ante el FC Barcelona en Los Cármenes invitan ... a una conclusión clara: por más ritmo que todavía le falte, la madera es de futbolista de los importantes. Su mera presencia en el campo es en cierta forma intimidatoria por su envergadura y carácter, agresivo como es, armado además de técnica para sacar el balón jugado con ambas piernas. En los entrenamientos ya ha dado buena muestra de su calidad en los desplazamientos en largo así como en disparos a portería. Ahora queda que sepa trasladar esa calidad a la competición.
El lionés necesita tiempo. También minutos. En el José Zorrilla tuvo varias pérdidas propias de un futbolista falto de continuidad. Ya se sabe que no es lo mismo entrenar que competir. No obstante, Diego Martínez aprovechó la jornada intersemanal para probarlo y observar de cerca cuánto puede aportar al equipo. «Jugó más de lo que puede ahora mismo», diría luego el vigués en rueda de prensa sobre Gonalons, satisfecho con la dimensión de futbolista que por ahora sólo deja intuir.
En Pucela actuó como pareja de Ángel Montoro en un doble pivote o 'doble 5' más bien escalonado en el que uno de los dos hacía las veces de escoba ante la presión del otro así como de central incrustado para una salida limpia. No obstante, el propio Gonalons expresó en su presentación su posición prioritaria sobre el campo: «Delante de la defensa». Es un pivote por definición, con Sergio Busquets como referente. Uno de esos mediocentros que trata de hacer mejores a sus acompañantes.
Un esquema ideal para las características de Max Gonalons sería el del trivote, como ancla entre dos volantes. Una disposición que, casualmente, es la que también se ajusta a las virtudes del resto de centrocampistas sobre la mesa granadinista. Ángel Montoro, Yangel Herrera y Ramón Azeez precisan de metros para expresar su recorrido y su llegada al área. Así se movió como pez en el agua Ramón Azeez ante el FC Barcelona, con el valenciano y el venezolano más 'pegados' tras él.
Ya en pretemporada, mucho antes incluso de que Gonalons sonase como refuerzo nazarí, Diego Martínez dejó entrever que planeaba el cambio de sistema hacia el de tres centrocampistas o incluso el 4-4-2 acostando a Fede Vico en la banda derecha. Mantuvo su confianza en el cordobés como mediapunta en el inicio de temporada, con un buen rendimiento, pero su rotura de la fascia plantar fuerza una nueva reinvención. Ante los culés, en un duelo que exigiría pulmones y hombres tras el balón, Martínez optó por Azeez. En Pucela la alternativa fue para Carlos Fernández, un delantero con capacidad de asociación y movilidad, con un interesante sacrificio defensivo también.
Varias posibilidades
La paleta de opciones a disposición de Diego Martínez es variada, y él que lo disfruta. La irrupción de Yangel Herrera en el equipo sirvió para encadenar tres victorias ante Espanyol, Celta y Barcelona en las que el venezolano fue clave con su inteligencia, despliegue y golpeo. Ramón Azeez decantó el reto ante el Barcelona en el primer minuto y cuajó un partido completísimo, pleno de confianza, valentía y optimismo. A Carlos Fernández le sobran desparpajo y personalidad, en lo bonito y en lo feo, para brillar en la ofensiva o para liderar en el repliegue, con una madurez impropia.
Probablemente la clave resida en hacer sentir cómodo a Ángel Montoro. Se mantiene como el cerebro del Granada en la medular, con un rendimiento equivalente al de Segunda e incluso mejorado ahora en la élite. Es la extensión de las ideas de Diego Martínez. De su preferencia dependerán las elecciones del entrenador granadinista.
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