Mi teatro de los sueños

Yo tengo un sueño: que se confirme el cambio definitivo del devenir rojiblanco, para una prolongada estancia en la élite futbolística española, con el espíritu granadinista recuperado en tantas almas perdurando cuando lleguen tiempos peores.

Yo tengo un sueño: que los niños de Granada actuales y futuros sigan luciendo con entusiasmo la rojiblanca horizontal, aprendiendo los nombres de sus ídolos granadinistas, jugando en sus colegios y casas con la camiseta de su equipo, un grande, como dijo Lucas Alcaraz.

Yo tengo un sueño: que la ciudad continúe sintiéndose representada magníficamente por su club, unida en el aliento a este, olvidando desplantes pasados, e irradiando entusiasmo.

Yo tengo un sueño: que la propiedad comprenda el sentimiento que el club mueve y, sin dejar de buscar sus intereses, entienda que solo con la consolidación del proyecto y la apuesta de su mejora puede incrementarlos. Para ello debe contar con una dirección deportiva en la confección de la plantilla que mantenga el bloque cohesionado que existe y le añada incorporaciones que sumen, con adquisiciones en propiedad de valor a futuro y cesiones fructíferas de calidad. Y que Diego Martínez siga dirigiendo la nave por mucho tiempo, convirtiéndose en el Ferguson rojiblanco, para la progresión del club desde su continuidad, con paciencia en las etapas de peores resultados.

Yo tengo un sueño: que lo vivido no lo sea, y que el buen hacer en Liga, Copa y competiciones europeas, cuando estas se tercien, se convierta en disfrute regular, no esporádico, para que Granada siga haciéndonos felices.