Nueva visita del Sevilla a Los Cármenes, ahora con fuego real

Para aquella cita, Julen Lopetegui llamó sólo a la mitad de su plantel, exigido por un amistoso que, en memoria del fallecido José Antonio Reyes, se iba a disputar en Extremadura 24 horas después. Así, no todas las piezas destinadas a ser importantes en Nervión desembarcaron en Granada el 9 de agosto. El técnico vasco, exseleccionador nacional, no mostró del todo sus cartas en un encuentro que vencieron los locales gracias a dos zarpazos por vía aérea. El partido, por otro lado, sí dejó claro que gran parte del potencial ofensivo de ambos equipos reside en su buen juego aéreo, gracias a sus excelentes cabeceadores. Una importancia en las jugadas a balón parado cada vez más a la orden del día en el balompié.

Lo demostraron los de Diego Martínez en el otrora Madrigal, ahora feudo de La Cerámica que se resquebrajó con los testarazos de Soldado y Puertas, así como con el de un Ramos que no pudo celebrarlo al encontrarse en fuera de juego. Menos de 24 horas después era el Sevilla quien llevaba el peligro al marco de Diego López con cada jugada a balón parado de las que disfrutaron los hispalenses.

El Sevilla, aún lento e impreciso en su compromiso veraniego en Los Cármenes, demostró cómo se las arregla cuando en liza están de verdad los tres puntos. Subió enteros su presión y mostró un once que será reconocible con el paso de las jornadas y que, a pesar de las bajas, ya se torna mucho más amenazador que el que salió en la presentación del Granada. Y, por encima de todo, enseñó sus argumentos ofensivos para estar en la zona alta de la tabla. Hasta seis jugadores, que no estuvieron en el Trofeo Ciudad de Granada pero que se presumen titulares este viernes, cambiaron la cara del equipo que cayó derrotado a los pies de un redimido Ramos.

Julen Lopetegui acabó con el periodo de experimentación y salió del laboratorio hispalense con varias incógnitas despejadas, dejando de camino a Alejandro Pozo lejos de la acción y abriendo la puerta al regreso del 'Giraldillo'. Para comenzar, los laterales de fogueo, Corchia y Escudero, dieron paso a las balas de cañón con las que cuenta el cuadro de Nervión. Jesús Navas volvió a ser un estilete, aunque quedó opacado por la actuación de un Sergio Reguilón elevado a la categoría de MVP, bendecido por el gol y añorado en la Castellana cuando ven a Mendy en la enfermería. De la zona de destrucción desapareció un Gudelj que no hizo mal encuentro en Los Cármenes pero que está lejos del despliegue demostrado por Fernando en el RCDE Stadium.

En ataque también cambió completamente el Sevilla. Munir, Dabbur y Pozo pisaron con poca firmeza el césped del Granada y no convencieron a un Lopetegui que alineó al gran fichaje del verano, Luuk De Jong, escoltado por Ocampos y un Nolito que pasó de descartado a goleador. Son estos jugadores los que, una vez entrados en el ritmo de competición, dan y quitan razones. Tendrán por delante un partido de 90 minutos que poco tendrá que ver con el de hace dos semanas, si bien ningún granadinista se opondrá a que el resultado sea el mismo. Pero conviene recordar las múltiples diferencias que en sensaciones y nombres se podrán observar a buen seguro en el bando sevillista. Su única derrota en pretemporada llegó en Granada y, espoleados por su victoria en Barcelona, regresan pocos días después con la intención de tomarse su particular 'vendetta'. Una en la que las balas serán de verdad y la pólvora que acierte se llevará nada más y nada menos que tres puntos.

El sábado se dio una situación que el Granada llevaba sin vivir mucho tiempo. Anotar cuatro goles lejos de casa es siempre una rareza, sobre todo en la más reciente etapa de Primera, donde los rojiblanco no acostumbran a golear. Sin embargo, para remontarse al último partido con cuatro goles a favor como visitante hay que mirar precisamente al Sevilla y aquella permanencia que los goles de Cuenca (dos), Babin y El Arabi hicieron posible en el Pizjuán.