En honor a Diego
La contracrónica ·
Cada uno de los tres goles del Granada llevó el sello de alguna decisión de su entrenador, vengado por sus jugadores allí donde no le dejaron sembrar con una exhibición de fútbol primoroso por efectivo, inmaculado e inteligenteDiego Martínez llegó a ser feliz en Pamplona pero los aficionados de Osasuna que dan alma al Sadar no lo fueron tanto con él. Como ... una relación frustrada siempre prepara para la siguiente, el fútbol llevó al gallego de vuelta a Granada, donde estudió, para convertir un cementerio en un jardín lleno de vida y árboles que persiguen el cielo. Con esas flores y sin rencor alguno regresó el entrenador allí donde no le dejaron sembrar. Sus pupilos vengaron su honor con una exhibición portentosa que se explica desde la pizarra y el estado de ánimo. Ese que tiene al Granada y a su afición por las nubes y soñando como no se recuerda, con la permanencia virtual ya en el bolsillo y la final de Copa a una remontada cada día más viable.
Cuentan que Diego Martínez hizo preguntarse a Darwin Machís cómo con sus condiciones no había logrado aún consagrarse como futbolista de Primera división. Al venezolano lo contempló asombrado como rival en Segunda y fue de los primeros fichajes que pidió de cara al reto en la élite. Desde entonces le ha dado tantas oportunidades como banquillazos, como a uno más pese a la vitola de hijo pródigo y hasta jugador franquicia que lo acompaña. Su rendimiento hasta ahora parecía dar la razón a quienes argumentan que la Primera se le queda grande y la Segunda pequeña, pero Darwin Machís pisó El Sadar y decidió explotar. Al fin fue el futbolista que se espera, y el que llegará a ser si sigue escuchando a Diego Martínez.
Machís es uno de esos jugadores transparentes que dependen de su primer regate para hacer un buen partido, tan frágiles como determinantes. Lo primero que tuvo que hacer en Pamplona fue descoser el balón y le salió bien, auxiliado por un Aridane que pareció volver a jugar para su 'ex'. Veinte minutos después, y volviendo a penetrar por ese agujero ahí entre el del pelo afro y Nacho Vidal, con las espaldas cubiertas por la zaga de cinco, no tuvo más que repetir la acción disparando a la cabeza de Sergio Herrera como lo haría un francotirador. 'Headshot' y partido resuelto.
Los rojiblancos se fortificaron atrás y bordaron un fútbol primoroso por efectivo, inmaculado, inteligente. Víctor Díaz, Germán y Domingos despejaban cuanto se acercaba, Gonalons y Yangel Herrera gobernaban el fragor del centro del campo y Foulquier imitaba cada movimiento de Estupiñán como en el 'gif' de los Spiderman que se señalan. Los tres goles del Granada llevaron el sello de alguna de las decisiones de su entrenador. Siempre estuvo más próximo el cuarto, perdonado por un Soldado más sastre que 'gudari' ahora, que el de la honrilla de Osasuna.
En honor a Diego Martínez y a lo bestia, los futbolistas del Granada reventaron con tres goles y una actuación abrumadora una racha de cinco meses, nueve partidos y ocho derrotas consecutivas lejos de Los Cármenes. Una victoria que dispara el optimismo y declara el estado de felicidad si no se había instaurado aún. En el duelo del Athletic, Iñaki Williams acabó con cara de tonto y derrotado en el banquillo tras el gol del Alavés en el 90. La gabarra debe esperar porque los nazaríes prometen guerra. Les sale todo y a su entrenador, más que nunca, le brota la felicidad.
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