Palabras y hechos

Mientras que en Granada declara que no le importaría cambiar su idea de juego para que el equipo gane partidos, en los medios de comunicación catalanes expresa sin contenerse que intenta imponer aquí algo que se ha visto en el Camp Nou; que, por cierto, tampoco se vio allí el pasado lunes. Ya digo, elocuencia de alto político.

Quizás en el término medio esté la virtud y eso sí que comenzó a vislumbrarse frente al Barcelona. Se mantuvieron las virtudes de orden y solidaridad exhibidas durante tres años, aunque no aparecieran sobre el césped las pinceladas 'masiánicas' que se pretenden, entre otras cuestiones porque, de momento, en la Ciudad Deportiva del Camino de Alfacar aún no se cuenta con réplicas de Xavi, Iniesta o Sergio Busquets.

Existen obviedades difíciles de rebatir. Una, por ejemplo, que mientras no se cierre el Anillo, el tráfico en la ciudad no se descongestionará jamás. Otra, que si el entrenador del Granada no encuentra pronto esa mixtura entre pasado y presente, el equipo tardará demasiado en encontrar estabilidad y equilibrio.

Con el trabajado empate cosechado en el Camp Nou, el equipo recuperó parte de la credibilidad perdida y los futbolistas la intuición para tomar decisiones en labores de contención. Ahora falta asomarse con más criterio e insistencia a los tres cuartos de campo.

Dijo el orador y también político ateniense Demóstenes que las palabras que no van seguidas de hechos no sirven para nada. Hasta ahora habían proliferado más aquellas que estos, pero afortunadamente en Barcelona se cambió la tendencia. Frente a la Real Sociedad se verá si lo visto allí fue realidad o ficción.