El tope salarial y la NBA en el fútbol
La plazoleta ·
El mismo mecanismo que evita el endeudamiento sistemático de los clubes de fútbol y la racionalización de su gasto agrava las diferencias entre grandes y pequeños, sobre todo tras ascender a PrimeraLas cuestiones económicas jamás se han despegado del Granada, aunque a veces sean difíciles de entender. Hubo una época de penurias, ya extinta, donde todo ... estaba judicializado y eran más noticia las consecuencias de la venta del viejo estadio de Los Cármenes o el concurso de acreedores para abordar las cargas pendientes que los fichajes que intentaba el equipo cada verano. Los tiempos han cambiado, el club cumplirá en 2020 una década en el llamado fútbol profesional (Primera y Segunda), pero la actualización exige nuevos conocimientos financieros al entorno. El tope salarial, esa fórmula que calcula las posibilidades de gasto principalmente en plantilla, se ha convertido en el gran galimatías para el aficionado, y para el que no lo es. Descubrir cuánto le suma una traspaso o le merma la falta de un patrocinador entretiene en periodos aburridos en cuanto a movimientos de refuerzos, pero es de una complejidad que se le escapa a la mayoría de los mortales, salvo a aquellos al corriente de las cuentas y que acuden a LaLiga para conocer su veredicto en función de los distintos factores que afectan, que no son pocos.
El tope salarial, guste o no, está salvando al fútbol. Ha evitado ese endeudamiento sistemático de los clubes, que parecían tener bula con Hacienda y Seguridad Social por aquello de poseer una masa social enfervorizada detrás que salía a la calle y todo se perdonaba. También detecta cualquier anomalía, como le ocurrió al Elche de la temporada 2014/2015, la primera bajo este sistema. Sus reiterados impagos provocaron que fuera descendido administrativamente. El repescado a la máxima categoría fue el Eibar, que abrió así un periodo de consolidación en la élite. El caso más reciente de castigo es el del Reus, que dejó LaLiga 1|2|3 con 21 conjuntos.
Racionalizar el gasto según los ingresos impide dispendios alocados, pero también agrava la diferencia entre grandes y pequeños. Esto ya no está relacionado con el historial ni con la magnitud de la ciudad, sino con su alcance presupuestario. Hay ya tanta separación entre un equipo medio de Segunda respecto a uno de Primera que apenas lleve un par de campañas arriba que empieza a provocar un efecto perverso. Se corre el riesgo de que la Primera se cierre, como si fuera una especie de NBA en la que se desploman la mayoría de los que ascienden, ya sea en apenas un curso o en el siguiente, al no dar tiempo a que se fortalezcan lo suficiente con la principal partida que da aire a la contabilidad, que es la televisión.
Este año han caído Rayo y Huesca, que arrasaron en la 'división de plata'. Desde que existe el control financiero, también fueron flor de un día el Córdoba u Osasuna en su salto previo. Ahora el Granada se enfrenta a este obstáculo. Se habló de unos 30 millones de margen, aunque quizás sea algo menos, mejorable con salidas, una buena campaña de abonos o más espónsores. Hay que incluir salarios de primer equipo y filial, cuerpo técnico y lo que se pague por las adquisiciones. Es líquido y fluctúa; puede aumentar o empeorar según lo que ocurra, pero es evidente que coloca a los rojiblancos en la cola en esa clasificación de quién tiene más pasta. Ante ello sólo queda el criterio y la imaginación. Preservar la idea colectivista que les llevó al 'Olimpo' y acertar con las elecciones. Como decía Lucas Alcaraz, no se trata de correr más que los leones, que rugen más alto que nadie, sino de adelantar a las cebras, que galopan para sobrevivir. Superar el ejercicio inicial aunque sea como en Vallecas, agradeciendo aquel gol en Villarreal de Falcao.
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