Soy un cateto
El órsay ·
Hay una tendencia totalizadora en la ciudad que crucifica al que apoya al Real Madrid o al Barça, especialmente cuando uno de estos equipos visita Los CármenesHay una tendencia totalizadora en la ciudad que tacha de cateto -y eso es lo más suave- al que apoya al Real Madrid o al ... Barça, especialmente cuando uno de estos equipos visita Los Cármenes. Como si los madridistas o culés de Granada no tuviesen derecho a bancar a su escuadra cuando juega en su ciudad. Si van a recibir al bus visitante, «catetos»; si van al estadio con la camisa blanca o la azulgrana, «catetos de mierda». Debo haberme perdido algo, porque no me consta que un rasgo de 'catetez' sea la celebración de los goles de Messi o de Benzemá, sino que es la intolerancia lo que define al catetazo.
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«Granada es del Real Madrid y el área metropolitana, del Barça». La acertada afirmación no es mía, sino de Ubaldo, aquél profesor de Sociología al que confunden con Fernando Ónega. Pero esto no es exclusivo de la tierra del chavico, sino de todas las capitales de provincia españolas, exceptuando Sevilla, Bilbao y quizás Valencia. No pretendan que por ensalmo o por arte de birlibirloque los seguidores del bipartidismo futbolístico, los que llenan los bares de la ciudad en las noches de Champions, se conviertan a la Fe Verdadera o sean expulsados hacia Las Alpujarras como los moriscos.
Los hay tan cazurros que más de uno sería partidario de ubicar puestos de extracción sanguínea en cada puerta del Estadio para comprobar la pureza de sangre de los asistentes. Si los análisis dan positivo por celebración de gol de Sergio Ramos o llanto por despedida de Guardiola, a la puta calle. Quedarían Los Cármenes, Carranza -o como se llame ahora-, La Romareda y Zorrilla con dos aficionados dentro: uno porque se ha colado y el otro porque de tanto alcohol en las venas los resultados le han dado 'Beefeater'.
Personalmente, tuve una feliz infancia raulista, aunque hoy el Real Madrid me importa igual o menos que a Gareth Bale. Soy granadinista, sí; y como tal prefiero mil veces en mi equipo a Abril Vela, merengón radical y socio del Granada, que a cualquier borrico que te llama cateto por las redes sociales con siete faltas de ortografía.
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