Recibimiento eufórico pero sin seguridad
Recibimiento ·
La afición no pudo contener sus ganas de ver al equipo y cerca de 3.000 personas se concentraron en los alrededores del campo como en tiempos sin covidEra muy difícil contener la ilusión que había ante un partido de tamaña magnitud y parte de la afición del Granada se echó a la calle para, al menos, vivir el ambiente previo al encuentro. El recibimiento se pareció a los de antes del covid, masivo en cuanto a personas y sin respeto de las medidas de seguridad propias de los tiempos de pandemia. Aunque la mayoría de los asistentes que se concentraron lucían la mascarilla, no hubo separación entre ellas. Era de esperar que se diera cita tanta gente, pero no se preparó ningún dispositivo especial al respecto, más allá de la presencia habitual de los miembros de la Policía Nacional, que velaron para que la comitiva de autobuses pudiera cruzar entre la muchedumbre sin más incidencias que algún bote de humo suelto.
Cerca de 3.000 personas se acercaron hasta la avenida Pintor Maldonado y revivieron experiencias que parecían dormidas en un cajón, cuando ir al fútbol era una fiesta que no se veía solo por televisión, sino en directo, con un ceremonial en sus prolegómenos que hermanaba a los seguidores. Se cantó como en aquella época, todo el repertorio de canciones que circulan entre los rojiblancos, aunque también hubo quien optó por insultar al Manchester a su llegada, en gestos feos que ya se reprodujeron con el Nápoles y el Molde.
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Mucho más civilizada fue la fórmula elegida por peñas vinculadas a la Grada de Animación. Más de setenta motos y boogies escoltaron al autobús en su camino al campo desde una rotonda próxima al hotel en el que quedó concentrado. La iniciativa, al margen del club, partió de los colectivos rojiblancos La Horizontal, Malayerba y You'll never drink alone con la colaboración del grupo Tmax Granada.
Todos se marcharon a casa tras la eclosión a la llegada de los futbolistas y cuerpo técnico. La marabunta se disolvió, pero al interior consiguió acceder ese conocido espontáneo que va a todas partes en cueros. Sorprende que, con semejante seguridad, se cuele alguien y en esa guisa. En el palco, acreditado, estuvo el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, sentado cerca del alcalde, Luis Salvador. También estuvo la consejera Sophia Yang, aunque no vino ningún otro directivo, sino cuatro personas más de su confianza en la empresa DDMC, propietaria del club.
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