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Adrián Ramos, durante el partido ante el Levante. FERMÍN RODRÍGUEZ
Granada CF | Un adiós amargo para Adrián Ramos
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Un adiós amargo para Adrián Ramos

El delantero cafetero jugó sus últimos minutos en el que ha sido su estadio en los últimos tres años y rozó la remontada

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Domingo, 15 de diciembre 2019

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A Roberto Soldado no le daba ya la vida para seguir presionando en el arreón final de su equipo ante el Levante y Diego Martínez miró a la banda. Allí tenía calentando a Adrián Ramos, que termina su contrato con el Granada a final de mes. No lo dudó y tiró del colombiano como revulsivo para refrescar el ataque, único delantero centro en el banquillo. Entró a falta de veinte minutos para despedirse de Los Cármenes y al poco de entrar rozó el tanto que habría supuesto la remontada. Su remate cruzado, acompañando el tenso centro raso de Vadillo, se marchó cerca del poste de Aitor Fernández. Lo que pudo haber sido y no fue.

Adrián Ramos dejará el club en Navidad, en un mercado invernal tal y como llegó tres años atrás. Firmó en Primera, navegó por Segunda con más pena que gloria y se marchará de nuevo en la máxima categoría con la sensación de que lo podría haber hecho mucho mejor. Es su frustración personal. Fue anunciado como el gran fichaje, procedente del Borussia Dortmund, que trataría de salvar al Granada del descenso al que parecía condenado. Sus cuatro goles, dos ante el Betis en su mejor noche como granadinista, no fueron suficientes para obrar el imposible. Tres años después, dejará el regusto amargo de haber sido protagonista de más problemas que de celebraciones, aunque nadie podrá borrarle de la foto del fundamental triunfo en el Carlos Belmonte.

Es muy probable que Adrián Ramos sea titular en el Estadio Municipal de Hospitalet. Quizás tenga también minutos en Ipurua según avance el partido frente al Eibar. Es un activo más para Diego Martínez en estos dos encuentros y como tal lo explotará el técnico vigués, que no anda precisamente sobrado de jugadores. Serán sus últimas oportunidades para volver a clavarse de rodillas, mirar al cielo y dibujar con los dedos aquello de 'Bendiciones', las que no le han sobrado mientras fue nazarí.

«Ha sido un ejemplo para todos en el vestuario», le concedió Diego Martínez el sábado en lo que ya sonó a indisimulada despedida. Lo cierto es que son sus propios compañeros los primeros en reconocer la figura de un futbolista muy castigado por las lesiones, superada la treintena, pero profesional como el que más, educado hasta para aceptar su rol de tercer delantero en la actual plantilla y sobre todo autoexigente. Él mismo renunció en algún partido a portar el brazalete al no sentirse digno por su rendimiento deportivo.

Envuelto en la preocupante penalización de LaLiga al club por los impagos de la propiedad asiática, finalmente denunciados, Adrián Ramos nunca quiso perjudicar a una entidad por la que solo siente cariño. Ejerció de hermano mayor para Darwin Machís y Sergio Peña y siempre tuvo una palabra amable para quienes rodean al equipo. Le habría gustado que todo hubiese sido distinto. Volverá al América de Cali para intentar recuperar la felicidad perdida, con una espinita clavada que no podrá sacarse.

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