Desorientado y desnudo en defensa
La otra mirada ·
El pulso contra un FC Barcelona muy devaluado no alcanza categoría de final, pero sí desprende un profundo aroma a trascendenciaJUSTO RUIZ
GRANADA
Domingo, 19 de septiembre 2021
Cada vez me resulta más complicado definir qué tipo de equipo es el Granada de la presente temporada. Termina un partido, como el del Betis ... en Los Cármenes o ante el Rayo en Vallecas, y catalogarlo es una misión que exige horas delante del microscopio a riesgo de producírsele al intrépido investigador una fuerte miopía cerebral. Un acercamiento a su inclasificable forma de actuar en los encuentros le situaría dentro de la pista del circo, más que nada en la jaula de los leones, metiendo y sacando la cabeza en las fauces del riesgo. El número resulta espectacular, pero en su gesto de valentía suicida actúa casi siempre sin red defensiva.
El Real Betis, que se fue al descanso con una mínima ventaja, pudo destrozarlo en la primera parte y dejar sentenciado el partido, pero la buena actuación del meta Maximiano evitó la goleada. Así, el conjunto rojiblanco se salvó de la paliza y logró mantenerse vivo para el segundo acto. Jugar en estos tiempos con un solo pivote, para un equipo tan liviano como este, limita con el romanticismo gratuito. Gonalons no es Dios aunque lo parezca por su omnipresencia y la falta de un hombre creativo en el centro del campo dejó sin suministro al delantero Luis Suárez. Como Darwin Machís está, de momento, para chutar y poco más, el Granada tiende al desorden, al desgobierno y carece de llegada.
Robert Moreno fue el único que no cayó en la depresión. Cree en su estilo y lo va a defender por encima de la realidad de una plantilla que pide a gritos protegerse más en los partidos. El Granada sale vestido como un pincel en cada jornada, muy cuco, tan guapo y pinturero que no hay niño más elegante en el barrio. Pero en la calle mandan los chicos malos, los pandilleros con las rodillas sucias y los bolsillos rebosantes de picardía.
En la huida hacia delante gran parte del estadio hirvió de pasión y de emociones. En la igualada soñó con la victoria y terminó abandonando el estadio cabizbajo por la derrota encajada en el último suspiro del encuentro. Mientras tanto, el conjunto granadino sigue sin hallarse a sí mismo, desorientado, inmaduro y desnudo en defensa, viéndose bello sin espejos donde mirarse. El objetivo es el crecimiento progresivo, pero si insiste, como el pasado lunes, en meterse en la jaula de los leones, cualquier fin de semana saldrá del circo con los pies por delante y sin cabeza, que es como está jugando en las dos últimas jornadas.
Sin hallar la luz de la victoria que necesita hoy más nunca para romper con las cadenas deportivas y psicológicas que lo tienen preso en el sótano de las dudas, la visita del Granada al Camp Nou no se contempla como una cita que sirva para relanzar al equipo. Con dos puntos de doce posibles, el pulso contra un FC Barcelona muy devaluado no alcanza categoría de final, pero sí desprende un profundo aroma a trascendencia.
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