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David Tenorio, entrenador del Recreativo, posa en la Ciudad Deportiva rojiblanca. ALFREDO AGUILAR

David Tenorio: «Ganar no es suficiente en el filial; damos un servicio formativo continuo»

Entrevista ·

El responsable del Recreativo afronta un nuevo curso en Segunda B con la lección aprendida de una campaña pasada en la que peligró la supervivencia del equipo en la categoría

Domingo, 9 de agosto 2020, 00:53

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David Tenorio (Granada, 1977) piensa en la posición que ocupa y se le pone la piel de gallina. Granadinista por definición, asume el privilegio y la responsabilidad de dirigir al Recreativo y servir al primer equipo. Un trabajo de formación, de cocción lenta, que a su vez convive con la exigencia de sobrevivir en Segunda B, la escuela más dura para formar a un futbolista.

-Empieza una nueva temporada para su equipo cinco meses después de su último partido. ¿Cómo han sido estos primeros entrenamientos a la vuelta?

-Todos teníamos muchas ganas. Reincorporarte a tu actividad normal es maravilloso, somos privilegiados por poder hacerlo. Luego, los cinco meses se notan y vamos con mucho cuidado, con respeto por cualquier cosa que pueda ser contraproducente como las lesiones y, por supuesto, respetando el protocolo Covid con entrenamientos individualizados hasta que nos digan. Empezamos una semana antes que el primer equipo para intentar no coincidir al principio y que los jugadores que deban ir con ellos estén preparados con una carga de trabajo ya interesante encima. Estamos muy contentos.

-¿En qué cree que fortaleció el confinamiento a sus jugadores, que son tan jóvenes?

-Es una situación que nos ha cambiado a todos y el jugador de fútbol no es ajeno a su sociedad. Mis jugadores son jóvenes y algunos se han quedado aquí solos durante la pandemia; eso curte. Les propusimos juegos y otra serie de retos. Habrá que ir viendo durante el proceso cuánto y cómo les ha fortalecido.

-Serían unas semanas complicadas, con el equipo en descenso y con la incertidumbre de si les harían bajar.

-Hace mucho tiempo que desconecté de la clasificación. Meses, desde diciembre o enero hasta que se decidió. Por mi paz interior y por dar mi mejor versión en el entrenamiento. Y ser ajeno a las circunstancias resultadistas me vino muy bien. Fuimos el tercer mejor equipo de la segunda vuelta, la evolución era buena. Fuimos al que peor le vino el parón, habríamos conseguido el objetivo. Estoy seguro al 100% de que el equipo se habría salvado.

-¿Con qué se queda de la temporada pasada?

-En la primera vuelta imponíamos nuestra forma de jugar con un estilo muy reconocible, con mucha posesión y encerrando al rival. Nuestro problema era la falta de eficacia. En la segunda vuelta, con las nuevas incorporaciones, que vinieron magníficamente muy bien dándonos veteranía y alternativas, nos volvimos muy camaleónicos. Dimos algo más de balón al rival para correr al espacio y generar situaciones de finalización con espacios y superioridad incluso, en contextos favorables. Además, nos fortalecimos en defensa. Eso nos ayudó muchísimo. Todos hicimos un esfuerzo tremendo, desde el autoconvencimiento de que podíamos mejorar lo que hacíamos, que es un proceso doloroso, que no es gratis. Reciclarnos así fue un acto de fe y modestia. Supimos desaprender. Personalmente, me siento mucho mejor entrenador que el año anterior.

-Ya comentó que 'canterizar' y 'granadinizar' el filial conllevó unos riesgos. ¿Se trata de compaginar veteranía y juventud para que los jóvenes talentos puedan foguearse en la categoría antes de probar con el primer equipo pero garantizando la permanencia?

-Totalmente. Hay que tener en cuenta que soy un entrenador de club ante todo y me debo a sus circunstancias. Como decía Pep Guardiola en el filial del FC Barcelona, debemos tener perlas sub-23 con proyección de futuro y otros futbolistas vertebradores con experiencia en Segunda B que nos ayuden a competir y a su vez sigan creciendo. Hay que saber combinarlo de la mejor forma posible, respetando la idea de 'canterizar' y 'granadinizar' lo máximo posible pero manteniendo una base competitiva. Han vuelto a subir jugadores del Juvenil, aunque no todos se quedarán. Hay que fomentarlos y ser útiles al primer equipo, que es el objetivo básico más allá de quienes debuten, que es la meta final. El filial debe ser útil para el primer equipo en cada entrenamiento dentro de esa maratón. Yo he trabajado en el filial con Darwin Machís, Antonio Puertas, Aarón Escandell, Carlos Neva… esto ha cambiado mucho respecto a otras épocas. Para el club es básico que el filial se pueda mantener en una categoría tan competitiva como esta, no tiene nada que ver con la Copa del Rey juvenil o la Youth League. Aún hay un salto, te encuentras condiciones adversas complicadísimas. Es el mejor contexto competitivo para formar a un jugador, es un paso obligatorio. Pero luego, además, ganar en un filial no es suficiente. Damos un servicio formativo continuo al primer equipo que está por encima de nuestros propios objetivos competitivos.

-¿Cómo afecta al club la pérdida del convenio con el Huétor Vega?

-Yo no le doy la más mínima importancia. Son dos entidades que han decidido separar sus caminos por los motivos que hayan creído convenientes, y entiendo que el club buscará ahora otro tipo de convenios y cederá jugadores para mantener su progresión a otros equipos de Tercera. No estaba mal tenerlo, pero no le veo tanta trascendencia.

-¿Ve viable el fútbol en Segunda B?

-Nosotros vivimos una realidad diferente a la del resto de equipos de la categoría porque somos filial de un equipo de Primera. Si empieza a haber contagios cuando empiecen los partidos… no tengo ni idea. Imagino que la Federación tampoco, por eso se está dando plazos. Si está habiendo contagios en la élite… Eso sí, si nos dicen que compitamos, será para hacerlo al 100%. Si nos metemos en un terreno de juego iremos a morir.

David Tenorio, durante la entrevista en su despacho de la Ciudad Deportiva. ALFREDO AGUILAR

-El año pasado hubo un problema claro con el gol. ¿Hasta qué punto el acierto en ataque es también una cuestión colectiva?

-Creo que el año pasado hubo jugadores por debajo de su nivel de acierto, porque también son humanos. Cuando fallan, les pesa; y más a jugadores jóvenes. Rubén Sánchez se cargó una losa en los primeros partidos. Por eso dice Diego (Martínez) que lo difícil en el fútbol es volver a ganar después de perder. Es muy difícil cambiar de dinámica, y eso es lo que nos llevamos del año pasado. Tuvimos la capacidad de cambiar una dinámica negativa.

-Habla de Rubén Sánchez, que ha dejado el club tras varios años con más sombras que luces por las lesiones.

-Le estamos muy agradecidos por su esfuerzo y su compromiso por ayudar siempre, en cualquier momento. Es de los jugadores que dejan huella porque es una buena persona. Le deseamos toda la suerte del mundo, porque se la merece. Creo que las lesiones le han hecho más fuerte. Estoy seguro de que si le respetan puede tener recorrido en buenos clubes de Segunda B y no me extrañaría que diese el salto. Representa los valores que el club ha recuperado. Esa cultura del esfuerzo y el detalle que tenemos escrita en las paredes, básica para el jugador en formación.

-¿Qué perfil busca para el ataque junto a Nuha Marong, Adri Butzke y Dani Villa?

-Los entrenadores orientamos pero entrenamos lo que nos den, porque lo importante es lo que el club entienda mejor. Ahora mismo siento que tengo el equipo bastante sellado en ataque, pero aún estamos bastante verdes del centro del campo hacia atrás. Ahí estamos centrando nuestros esfuerzos a día de hoy en el mercado, que es complicado. El jugador que venga aquí tiene que asimilar la humildad del club; nosotros ofrecemos un contexto ideal para progresar. Si sus prioridades son económicas, este no es su sitio.

-¿Por qué no siguió Alberto López, siendo granadino y titular en el lateral izquierdo?

-Se intentó llegar a un acuerdo, la voluntad del club era que siguiese. Dio buen rendimiento y es granadino. Es un gran profesional, pero tenía otras posibilidades y entendemos que busque alternativas. Lo respetamos. Aun así, no era incompatible con la llegada de Dani Hernández.

-De momento se ha firmado a Dani Hernández, Álvaro Bravo, Mubarak Alhassan, Juan Ignacio Brunet y Diego Díaz, uno de los jugadores más cotizados de la categoría. ¿Cómo describiría a cada uno?

-Diego es desequilibrio desde ambas bandas, con soluciones con los dos pies, y además es alguien que entendió que este era su sitio renunciando a ofertas superiores. Juan Brunet viene de Tercera y es una apuesta como pivote defensivo, una figura que no teníamos el año pasado. Álvaro Bravo es muy talentoso para el centro del campo, muy completo; me enamoró en un partido en Huelva y creo que tiene proyección como para llegar al primer equipo aunque por supuesto parte de cero. A Mubarak aún no le he visto, y está por decidir si se queda en el Juvenil o viene con nosotros. A Dani Hernández lo consideramos granadino por su familia paterna y tiene mucha proyección en ataque desde el lateral zurdo, aunque aún puede mejorar en defensa. Es otra apuesta de futuro, aunque sea otro de los jugadores vertebradores.

-¿Qué papel tendrá Andorinha este curso? ¿Alternará como tercer portero del primer equipo?

-Se escapa de mis competencias, pero lo normal es que sí. Dio un buen rendimiento y se aprovechó de las circunstancias. La portería estuvo más protegida en la segunda vuelta.

-¿Cómo ve a Pepe e Isma Ruiz, quizás los canteranos más tenidos en cuenta por Diego?

-Con Isma creo que hay que tener paciencia porque todavía es juvenil. A veces perdemos la perspectiva, aunque por supuesto es una de las perlas del club. Mi trabajo consiste en ayudarle a ofrecer el rendimiento que le lleve al primer equipo. Pepe fue una sorpresa mayúscula, porque su capacidad de esfuerzo, sacrificio y oportunidad es gigantesca. Siempre les digo a los chavales que lo bonito en el fútbol y en la vida es que cuando pase el tren te pille en la estación, y no en el bar. Pepe siempre está en la estación, no usa excusas para ir al bar. No participó ni un minuto en los primeros ocho partidos, siguió esforzándose y acabó de lateral derecho, fuera de su posición. Estaba preparado cuando le llegó su momento y cumplió, se hizo titular. Estaba muy predestinado a ser central, y ahora es un jugador polivalente. Eso es positivísimo.

-¿Qué otros jugadores de la cantera tienen el potencial para llegar?

-Cualquier jugador sub-23 que tengamos debe estar en esa línea, aunque unos están más cerca que otros por su potencial. Se trata de un proceso piramidal del que se va cayendo gente hasta que queda uno, pero cualquiera puede subir. Para mí Álvaro Bravo es una incorporación para ese perfil. Juan (Brunet) debe adaptarse a Segunda B ahora pero también. A Echu lo veo con muchas ganas y ambición. Cualquiera puede conseguirlo, siempre y cuando permanezca en la estación.

-No obstante, su papel en el club va más allá de ser el entrenador del filial. La afición le reconoce como un líder emocional.

-Y eso que dicen que uno no puede ser profeta en su tierra… Por mi parte, estoy encantado de que el granadinismo me identifique con ello porque soy un granadinista más, a mí me han dado el biberón en Los Cármenes. Pero quiero que me valoren como entrenador del filial, que para mí es un privilegio. Me gusta mucho la psicología y la motivación, lo aplico en infinidad de cosas con el filial. De esa forma intento llevar a mis jugadores al límite de la exigencia.

-¿Hasta qué punto pueden las palabras cambiar el estado de ánimo de un jugador y un colectivo por la vía de la emoción?

-Al 100%. Yo cambié nuestra dinámica el año pasado distanciándome de la clasificación y de los medios de comunicación. Me permitió centrarme aún más en mi trabajo. He aprendido mucho de Diego (Martínez), estamos en la misma línea. Cuando lo conocí surgieron muchas cosas de forma natural. Hoy en día la psicología es lo primordial en el fútbol. En este deporte se juega con emociones y sentimientos, bajo una toma de decisiones continua. Los jugadores de élite son auténticas bestias emocionales, saben convivir con una presión tremenda y desconectar, que me parece propio de los buenos profesionales.

-Como hombre de club, ¿qué cree que supuso la llegada de Diego Martínez?

-Es un referente absoluto que ha cambiado la historia de este club, aunque también tienen que ver los futbolistas que ya estaban, la gerencia, cada trabajador del club, la afición… Es un proceso, pero el que tomó la bandera fue Diego Martínez. Es absolutamente decisivo. Me ha enseñado mucho; yo no era consciente de cuanto podía influir en un jugador en el plano técnico-táctico para hacerle mejorar, si él se presta. Diego los ha concienciado a todos y les ha llevado a límites insospechados. Es bestial lo que han hecho. Es el número 1 en la cultura de los detalles. No he conocido a ningún entrenador como él. Todo está calculado.

-¿Le sorprendió la manera en la que encarnó los valores de este club?

-Para nada porque sabía que era alguien muy formado y que ya había vivido aquí varios años y conocía el club, aunque fuese desde fuera. Empatiza y contextualiza muy bien. Sabe que es una parte importante de la sociedad granadina, que el fútbol es fundamental para la transmisión de valores. El granadinismo estaba ahí, existía el sentimiento, pero estaba dormido; todas las personas que a día de hoy forman el club lo han despertado. Los resultados tienen que ver, pero creo que se está construyendo algo muy sólido más allá de eso, con mucha convicción. Cuando Diego se jubile dentro de 25 años (risas), habrá que seguir su legado. Pero el Granada está por encima de cualquier persona.

-¿Cómo ayuda al entrenador del filial tener a modo de referencia un primer equipo tan ejemplar?

-Es un espejo precioso para el que no hay que irse más lejos que a un pasillo de cinco metros. Aun así, incidimos a los chavales de que la distancia es sideral porque se han ganado el esfuerzo que nosotros aún no. Trabajamos para ellos, son la prioridad. Al final, el cuerpo técnico del filial trabaja casi que como docentes para transmitir los valores que queremos a los jugadores jóvenes. A los chavales les hemos puesto muchos vídeos de futbolistas del primer equipo, de Montoro, Víctor Díaz o Soldado dejándose la vida. Es una bendición absoluta para el entrenador de un filial. Seguimos viviendo un punto de inflexión en la historia del club. Un antes y un después.

-¿Firmaría un contrato vitalicio en el club?

-Probablemente lo haría, porque el sentimiento me lleva. Me encantaría dedicar mi vida a esta profesión en mi club y en mi ciudad, pero no lo decidiré yo sino las circunstancias y no descarto entrenar fuera de aquí. He hecho de todo y cuando me convertí en primer entrenador asumí que las puertas de salida se abrían de par en par. Nadie sabe lo que puede pasar ni en el fútbol ni en la vida.

-Cómo caló aquello del rebaño unido…

-Aquello fue la leche. Hace poco pasé por La Rosaleda y me da… uff… (se emociona). Es un motivo de orgullo y satisfacción llegar así a tanta gente, aunque me avergüence porque soy tímido. En algunas partes dijeron desde entonces que era el psicólogo del equipo (risas). Fue espectacular. Servir así al granadinismo me realiza, aunque yo siempre lo he dado todo desde la sombra, desde donde se me viese lo menos posible. Compartir ese momento sentimental íntimo con el granadinismo fue tremendo. Me siento un auténtico privilegiado e intento vivir el día a día.

David Tenorio posa cruzado de brazos con el lema de 'Eterna Lucha' a la espalda. ALFREDO AGUILAR
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