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El Granada tira de veteranía para dar un gran paso hacia los cuartos
Molina, de 38 años, y Soldado, de 35, lideran el ataque de unos rojiblancos faltos de soltura, pero que se llevan un buen resultado para la vuelta
Rafael Lamelas
GRANADA
Jueves, 11 de marzo 2021, 22:59
Peinan canas, su trayectoria es como para retirarse mañana con mucho orgullo, pero no están dispuestos a ceder aún porque llevan el oficio del gol ... en la sangre, oxigenada desde que visten de rojiblanco. Son Jorge Molina y Roberto Soldado, veteranos de guerra con la medalla al valor en el pecho, quienes facturaron un resultado fenomenal para el Granada en su encuentro de ida de los octavos de final de la Europa League. Un gran paso hacia la siguiente ronda en un encuentro de resistencia ante la falta de fuelle y la escasísima profundidad de banquillo, frente a un contrincante más peleón de lo esperado, aunque parco en calidad arriba.
El marcador adquiere un doble valor por la cantidad de bajas que sufría la escuadra. Trece ausencias, con solo Vallejo en el banquillo entre los jugadores de campo del primer equipo. Nehuén Pérez se fajó en defensa, con alguna incongruencia pero sin gravedad, y Eteki y Gonalons se sostuvieron por delante, con la reserva activada al final pero sin desfallecer.
Granada
Rui Silva; Foulquier, Domingos Duarte, Nehuén Pérez, Víctor Díaz; Yan Eteki, Gonalons, Kenedy, Antonio Puertas (Jesús Vallejo, m. 91); Roberto Soldado (Isma Ruiz, m. 81) y Jorge Molina.
2
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0
Molde
Linde; Pedersen, Sinyan, Gregersen, Haugen; Aursnes, Hestad (Knuddtzon, m. 65), Ellingsen; Eikrem, Andersen (Bolly, m. 86) y Sigurdarsson (Fofana, m. 73).
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GOLES 1-0, m. 26: Jorge Molina; 2-0, m. 75: Roberto Soldado.
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ÁRBITRO Pawel Raczkowski (Polonia): Expulsó por doble amarilla a Ellingsen (m. 71). Amonestó al local Eteki (m. 33); y a los visitantes Sigurdarsson (m. 48) y Hestad (m. 57)
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INCIDENCIAS Partido correspondiente a los octavos de final de la Europa League, encuentro de ida, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, sin público en las gradas.
Desde muy pronto se palparon las diferencias técnicas entre ambos conjuntos. Los rojiblancos salieron con ímpetu y Kenedy acaparó los focos. Servía los córners y fue el primer en catar al portero Linde, con un chut bastante flojo para la potencia que le suele imprimir. Después le puso un servicio lateral de falta a Nehuén, que el argentino desperdició en el intento de desvío a la red.
El 'presidente' seguía apareciendo junto al banderín intentando sembrar balones peligrosos hacia el área. No paraba de suministrar, pero luego estuvo despistado en un envío de Víctor Díaz en el que erró Hangen y pasó por debajo de las piernas al brasileño cuando pretendió empalmar la bola hacia el arco. Su salva concluyó con un apretón desde la corona que se le fue lejos. Habían pasado quince minutos briosos, de efervescencia y comprobación de las débiles costuras del Molde.
Los noruegos concedían mucho atrás, pero sin grilletes se soltaron al contragolpe e hicieron temblar algo la estructura. Rui se aprestó a contener algún cruce con pimienta, aunque a los nórdicos les faltaba maldad para entrar a matar. Los rojiblancos se contagiaban algo de su cadencia parsimoniosa, aunque seguían circulando con cierta facilidad entre las líneas enemigas. De su endeblez da fe el primer gol, en un saque de Rui Silva desde la portería. Botó ante uno de los centrales, Gregersen, más pendiente de Soldado que de la bola, y también en los morros de Sinyan, Sheriff de nombre, aunque la pifia fue como para perder la estrella del pecho. El esférico acabó en los pies de Jorge Molina, que se citó en duelo singular con Linde, doblegándole.
El Granada levantó el pie del acelerador. Con lo justo, trató de llegar surfeando hasta el descanso, bien acolchado, pero el Molde se rebeló ante el orden establecido. Más alegres, los escandinavos avisaron en un saque desde la esquina de Eikrem y sobre todo en una llegada con dos disparos francos, que luego fue anulada por fuera de juego. Los visitantes encontraron una autopista en el flanco que protegían Víctor Díaz y Puertas, sobre todo por un lateral atrevido como Petersen. Al almeriense no le daba para tanto retroceso y flaqueaba. Y es que, con poco, el Granada llegaba al entreacto en ventaja. Sin mucho, el Molde no cedía a la inercia perdedora.
La espesura reinó en el arranque de la segunda mitad, con un Molde atento en las interrupciones y con cierta proyección ofensiva. Andersen y Eikrem generaron alguna dificultad añadida, los más dotados entre los azules. Víctor Díaz intentó limpiar la escarcha con un tiro directo desde el mismo rincón. Sufría el Molde ante estos vaivenes, pero percutía con arrojo por los dominios de Rui, aún sin obrar ningún milagro.
Se le hacía largo el partido a los nazaríes, entre los que se sucedían los fallos en los pases y en los intentos de robo. Eikrem comprobó los reflejos de Rui en un libre directo y Diego elucubró soluciones ante la fatiga colectiva.
De pronto, el Granada por fin encontró un haz para al espacio. Puertas llegó con margen, aunque escorado. Tumbó a Sinyan con un recorte, pero se le cruzó también Gregersen a ras de hierba para tapar el golpe de gracia.
Ellingsen se llevó una amarilla en diferido por cazar a Eteki en el arranque de la ocasión. Dos minutos después, sin venir a cuento, el mismo noruego segó Puertas y el colegiado polaco, Pawel Raczkowski, no le evitó la segunda amonestación.
Diego paró el ingreso de Vallejo y dejó tiempo extra a los que estaban para que carburaran un poco. Soldado ya había amenazado a Linde y no estaba dispuesto a irse de vacío. Enganchó una volea como si fuera un misil teledirigido que penetró por el único hueco que le concedió el de los guantes entre su palo.
En la otra vera, Rui imponía su jerarquía en todos los test, incluido uno muy cerca de Aursnes. Diego decidió fortalecer la media con el debut del 'cachorro' Isma Ruiz y dejó que los compañeros en la grada ovacionaran a Soldado, con el deber cumplido. Como él mismo presagió, le transmitieron la energía ganadora para ir a Budapest con un fenomenal resultado. Portería propia clausurada y dos sabios del gol para perforar la ajena. Kenedy perdonó el tercero y Gonalons rebañó a Fofana en un lateral del área, al límite del penalti. No hubo nada que lamentar. Tampoco que celebrar aún. Es pronto. Dentro de una semana, más.
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