Este Granada va muy en serio

Empezó el conjunto zaragocista intentando llevar la manija del encuentro, pero eran los atacantes granadinos los que hacían verdaderas diabluras con el balón cuando merodeaban los dominios de Cristian Álvarez. Vadillo fue el primero que inquietó al portero local con un disparo lejano que se marchó desviado por poco (m.13). Lejos de ser una acción aislada era la carta de presentación del futbolista de Puerto Real, que dos minutos más tarde afinó más su puntería y aunque el cancerbero blanquillo estuvo muy atento para rechazar su disparo Fede Vico fue mucho más astuto que los defensores locales, recogió el balón rechazado y lo incrustó en el único hueco en el que el citado Álvarez -muy rápido tras su primera parada- no lo pudo atrapar (0-1).

Los jugadores dirigidos por Lucas Alcaraz reaccionaron con coraje tras el tanto recibido y Pombo, con un disparo desde la frontal del área, obligó a volar a Rui Silva para evitar que el empate subiese al marcador tan solo un minuto después del tanto andaluz. El trabajo del Granada en el centro del campo era encomiable y Germán Sánchez y Martínez estaban tremendamente concentrados para que ningún balón volviese a molestar a su portero. Mientras el césped de La Romareda se iba convirtiendo en un tablero de ajedrez, un Vadillo en estado de gracia le puso música rock a la función. Primero se plantó solo ante Cristian Álvarez tras dejar atrás a Grippo con un caño de esos que duelen especialmente a los defensas. Para colmo de males, el zaguero zaragocista se lesionó en esa acción, por lo que tuvo que ser sustituido por Álex Muñoz. A Vadillo aún le quedó tiempo para ejecutar una falta desde la frontal del área con precisión quirúrgica. La envió por encima de la barrera y al palo contrario del portero, que no pudo hacer nada para impedir un señor golazo. Algún aficionado del Zaragoza llegó a aplaudir porque, con independencia de los colores, lo que el jugador del Granada creó fue una obra de arte. Un descarado e inoportuno agarrón de Alberto Benito a Pozo sancionado con una segunda tarjeta amarilla sirvió como epílogo a una primera parte en la que el Granada rindió a un nivel cercano a la perfección.

En la reanudación el Zaragoza intentó acercarse en el marcador por todos los medios, pero le resultó imposible. Los nervios atenazaron a un conjunto blanquillo voluntarioso, pero incapaz de agriar el día a un Granada pletórico. Tan solo dos lanzamientos a balón parado, uno de Zapater y otro de James, inquietaron a la parroquia granadinista. El primero lo desvió Rui Silva y el segundo no llegó a ver puerta. Los minutos fueron pasando y el Zaragoza se fue consumiendo ante un rival feliz de que el cronómetro no dejase de correr. El partido quedó anestesiado y la peor noticia para el Granada en la recta final fue que Montoro vio su quinta amarilla, lo que impedirá al futbolista valenciano estar ante el Numancia, salvo recurso. Germán, uno de los más destacados del equipo, se lió la manta a la cabeza en el 87 y casi marca desde la frontal tras completar una jugada personal iniciada en su propio campo. Montoro también estuvo cerca de lograr el 0-3 en la prolongación, pero Álex Muñoz salvó el tanto bajo palos. Finalmente, desagradable pitada para un Zaragoza que acaba la jornada en descenso y alegría desbordada en el Granada, que además de arrimarse cada vez más al objetivo de los 50 puntos va a tener el privilegio de dormir los próximos días como nuevo líder de la categoría de plata.