El Granada saca un hálito para empatar un partido a contrapié
El equipo reacciona a un 1-3 para salvar un punto ante un Huesca muy correoso
Domingo, 6 de diciembre 2020, 16:03
El Granada estuvo cerca del desastre pero saco un hálito de vida para salvar un empate ante un Huesca que estuvo a milímetros de lograr ... su primera victoria del campeonato. Los oscenses se lo pusieron muy difícil a los rojiblancos, pues se adelantaron en dos ocasiones y llegaron a manejar una ventaja de 1-3 en el minuto 82. Hay fenómenos inexplicables y los nazaríes protagonizaron uno. Parecieron más tiesos al principio que al final del partido, como si el arrebato de orgullo de verse sonrojados por el tercer colista al que se medían de manera consecutiva les diera alas para atacar. Llegaron a equilibrar el asunto en las postrimerías e incluso pudieron arrasar con todas las fichas si Molina llega a precisar con un obús final, con varios compañeros a su lado tocando a rebato.
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El cansancio oprime a esta plantilla a la que, con bajas y algún jugador fuera de forma, se le está complicando abordar las dos competiciones en liza. Esa merma genera ansiedad cuando el contrario encima se envalentona. Se está midiendo a enemigos necesitados que planean la cita con tiempo de sobra y que la convierten en una riña de cuidado. El Granada ha perdido equilibrio defensivo y sufre como nunca los findes, pero romper la racha actual aunque fuera así, con unas tablas, afloja un poco el nudo de la corbata. Es el momento de recuperar a gente y convertir el viaje a Grecia en una oportunidad para los menos habituales.
Granada
Rui Silva; Foulquier (Quini, m. 78), Domingos Duarte, Germán, Carlos Neva (Jorge Molina, m. 78); Yan Eteki (Yangel Herrera, m. 46), Gonalons, Milla (Kenedy, m. 67); Puertas (Soldado, m. 46), Machís y Luis Suárez.
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Huesca
Álvaro Fernández; Maffeo, Pulido, Siovas, Javi Galán; Mikel Rico (Doumbia, m. 64), Pedro Mosquera, Ferreiro (Juan Carlos, m. 85), Sandro (Ontiveros, m. 70); Borja García (Escriche, m. 85); y Rafa Mir (Okazaki, m. 63).
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GOLES 0-1, m. 21: Mikel Rico; 1-1, m. 43: Luis Suárez; 1-2, m. 49: Borja Garcia; 1-3, m. 82: Okazaki, 2-3, m. 84: Jorge Molina. 3-3, m. 90: Germán.
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ÁRBITRO Javier Alberola Rojas (comité castellano-manchego: Amonestó a los locales Foulquier (m. 31) y Germán (m. 56; acarrea suspensión).
Diego rompió el trivote pero no para acolchar a tres centrales. Mantuvo a tres mediocentros, pero fijó a Eteki junto a Gonalons en la zona ecuatorial y soltó a Milla. Al madrileño le correspondía abastecer a la vanguardia, con Machís, Luis Suárez y Puertas. Regresó el almeriense tras pasar una Covid severa, de esas que diezman de veras, y le costó reaccionar.
Adorna al Huesca la impresión de que tiene más fútbol que recaudación en estas jornadas y a fe que lo reflejó en largos compases. Sandro desconcertó a Foulquier apareciendo por la izquierda, Rafa Mir barría todo el frente y Mikel Rico, viejo guerrero exrojiblanco, organizaba una presión insistente y continuada.
Circulaba el balón entre pies oscenses mientras los rojiblancos parecían casi siempre unas décimas tarde, atosigados para luego elaborar. El agobio se tornó en preocupación cuando Sandro templó un centro y Mikel Rico se lanzó en escorzo para cabecear un balón lejos de Rui Silva, que acompañó el remate con la mirada. El vasco, fiel a sus principios, celebró la diana en un campo que le adoró, pero sin estridencias ni faltas de respeto.
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Era lo que le faltaba al Granada para profundizar en cierta depresión. Todos parecían desfigurados respecto a su mejor perfil, superado de nuevo Foulquier por Sandro, que logró chutar a puerta muy centrado pero Rui sacó el ventilador. Pasearon envíos chisporroteantes por la cancela del portugués, asombrado una vez más de la docilidad defensiva.
No había creación por dentro, todo dependiente de pases largos de Gonalons, adheridas las marcas a los más avanzados, pero había una excepción entre la sintomatología preocupante. Luis Suárez tensaba su mandíbula, obstaculizaba la construcción rival, robaba balones y ofrecía posibilidades de cuestionar al contrario. Puertas, muy lánguido hasta entonces, conquistó una pelota en banda, en una acción algo atropellada, en la que Mosquera protegió con blandura y el 'diez' rojiblanco se coló para asistir a Suárez, que ya está apretando el bote de los goles y fluyen sin freno. A dos minutos del reposo, un directo al mentón de un adversario crecido.
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El almeriense hizo su último acto de servicio y se ausentó de la segunda mitad, como Eteki, insípido y sin nada que ofrecer. El Granada se reconfiguró con Yangel Herrera y Soldado, escorándose a la izquierda Suárez y Machís a la derecha. Una vuelta al 4-3-3 pero no al rigor atrás que siempre ha caracterizado a esta escuadra. Borja García abrió a la diestra para Ferreiro y este recortó desde banda para poner un centro con la zurda. Nadie detectó que Borja se había incorporado y remató absolutamente solo ante los morros de Rui, vendido. Otro apagón generalizado.
Gonalons cruzo un buen remate en un córner que nadie apuntilló y Suárez lo intentó poco después con un frentazo. Tanto lanzarse destapaba y Sandro estuvo a punto colgarse una medalla en otro duelo de esgrima que resolvió Rui. Más clara fue la de Soldado, en un pase combado de Milla en pleno asedio, pero el giro del valenciano no vio meta.
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Refrescó el Huesca con dos cambios, aunque el que seguía como una lechuga era Sandro, taladro sobre Foulquier. Con Kenedy, el Granada ahondó en el 4-4-2, emparejando a Suárez con Soldado. Fue Herrera quien sopló el cuerno en un lanzamiento que le vino como un meteorito y que devolvió con impulso atómico para dar en el poste y no rebotar hacia el arco.
Sandro dio paso a Ontiveros, para seguir percutiendo sobre Foulquier, y el Huesca prosiguió sin prisa y con demasiado manejo de balón. Los rojiblancos seguían precipitados, bajo mínimos, pero Suárez continuaba con el faro encendido y exigió lo máximo en un aleteo que obligó a despegar a Álvaro Fernández.
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Molina y Quini enarbolaron sus banderas y Kenedy se acopló en el lateral zurdo, algo que le cuesta. Doumbia perdonó el tercero de los oscenses en medio del reajuste. Los de verde ya acariciaban su primer triunfo del curso y eso les daba vitamina extra. Machís tiraba del carro pero no era suficiente. A faltas colgadas iba metiendo el esférico en la caldera, pero nada llegaba a su sitio, hasta que, en una reacción visitante, Kenedy interceptó un balón con la testa ante el que parecía tener ventaja Rui fuera de la madriguera. Okazaki, un refresco, se topó con la bola superando el círculo central sin nadie en la portería ni quien le taponara. No marró y descompuso la intentona nazarí.
Pudo machacar más el Huesca, pero apareció Molina para intrigar algo la prolongación. Justo antes, Kenedy catapultó una falta y Germán la envío al cajón. 3-3 en un soplido. Tres fueron los minutos de añadido y quedó tiempo hasta para que el Granada ganara con un tirazo a la madera de Molina que habría significado el 4-3. Un cierre propio de un manicomio, que al menos rompe la racha derrotista en Liga y que muestra que, cuando se ansía, hasta las piernas fatigadas se desentumecen.
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