«Quiero ser un jugador importante, un líder»
El murciano aprovecha los días libres para ir a casa, como su buen amigo Carlos Alcaraz
Gonzalo Villar suma ya más titularidades en el Granada, con seis en Liga y otra en Copa, que en sus dos cesiones anteriores al Getafe, ... ambas de invierno, cuando se quedó en cinco en el campeonato regular. Como azulón tuvo a dos entrenadores: Quique Flores y José Bordalás. El actual técnico del Getafe, con el que se reencontró en Los Cármenes, le tuvo en las siete últimas jornadas del curso pasado y solo le hizo salir de inicio en la primera, una visita con derrota al Espanyol. Sancionado a la siguiente, solo volvería a jugar en dos de las cinco ocasiones restantes, inédito durante la consecución de la permanencia en Valladolid. En el reciente 1-1, de hecho, Bordalás tuvo un lapsus al recordar a su pupilo: «No estábamos teniendo problemas antes del gol de… lo diré… Gonzalo».
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Pese a la carencia de una pretemporada convencional por la demora en su traspaso, Gonzalo Villar encadena seis titularidades consecutivas si se incluye la de la Copa desde el duelo contra el Barcelona en Los Cármenes. A su gol al Getafe lo precedieron además cuatro asistencias: a Samu en el Metropolitano, a Bryan en el Reale Arena, a Ricard frente al Villarreal en el Zaidín y a Callejón en A Lomba.
Villar juega, hace jugar y, sobre todo, se divierte. Quizás con la única salvedad de Bryan, no hay futbolista del Granada que disfrute más con el balón. Al murciano le gusta girar con la pelota, como hace Melendo, pero su corpachón (181 centímetros) le permite resistir las acometidas de los rivales al punto de no frenarle más que con faltas. Aficionado al empleo del tacón, Villar también suele gustarse con precisos cambios de orientación. Le falta, eso sí, más olfato en la llegada a la portería rival, algo en lo que le insiste Paco López.
–También le toca atender mucho a los medios televisivos.
–Manejo las situaciones complicadas y creo que puedo trasladar el sentir del equipo. Nunca tengo problemas con ello. Quiero ser un jugador importante, un líder, y por tanto tengo que dar la cara en los malos momentos.
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–¿Ve fútbol en casa?
–A veces, demasiado. Estoy 'enfermo' en general con los deportes. Lo veo todo y encima me está empezando a gustar la NFL –la liga de fútbol americano–.
–También seguirá el tenis, a Carlos Alcaraz.
–Es muy amigo mío. Nos parecemos en que ambos somos muy claros. A veces se pasa de duro consigo mismo, se martiriza. Se mete mucha presión; yo, también. Le utilizo de ejemplo porque es más pequeño que yo pero en un periodo corto se ha convertido en uno de los tres mejores jugadores del mundo. Compartimos preparador físico porque me gustó el cambio que pegó. Le he acompañado en muchos torneos y le pedí ayuda porque también entreno en casa. Carlos y yo hacemos cosas similares en cuanto a alimentación, dieta, suplementos... Copio lo que va bien y él va como un animal.
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–Al final lo complicado es mantenerse arriba.
–El deporte es complicado y es normal llegar mentalmente fundido a final de temporada. Me pasó algo parecido en la Roma, que jugué 42 partidos más los de la sub 21, y a partir de abril estaba agotado. Necesitaba una pausa, estar con la familia, quedando todavía mucho por delante. Carlos necesita irse unas semanas con la familia y desconectar
–¿Qué hace cuando tiene días libres?
–Me voy a Murcia. Otros viajan a otros países, pero yo me marcho a casa... Me encanta. Si estoy bien, jugar un pádel con ellos, hacer una comida. Es lo que necesito para cargar las pilas, aunque a mí este parón me ha venido fatal. Yo quería seguir jugando.
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