Gonzalo Villar: «He encontrado un equipo que por fin me da lo que necesitaba»
El centrocampista muestra felicidad y agradecimiento hacia el Granada, en el que tiene continuidad, se ha liberado y espera llevarle a la salvación
Gonzalo Villar, murciano de 25 años, habla por los codos y se expresa con franqueza. No es de extrañar que el Granada le elija para ... hablar tantas veces ante las exigencias televisivas. IDEAL sentó al murciano para que, de manera más reposada, le conozcan mejor los seguidores del club que le ha devuelto «la felicidad», como escribió en redes sociales.
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«Quiero ser un jugador importante, un líder»
–¿Qué hay detrás de una frase tan sentida?
–Tenía dentro dos años muy difíciles, los dos peores de mi vida porque había un trabajo diario, en dobles sesiones porque también lo hacía en casa, pero no conseguía jugar. No me daban continuidad para demostrar lo que tenía dentro. Creo que se fue injusto conmigo. Yo tampoco habré hecho las cosas lo suficientemente bien para conseguir esos minutos, pero pienso que no fue justo. El mensaje al Granada fue una liberación. Que, honestamente, con el esfuerzo que he hecho en todo, porque tengo obsesión con esto en entrenamiento, alimentación, descanso... He encontrado por fin un club que me da lo que necesitaba. Ese cariño, la confianza en partidos seguidos. La felicidad que me ha dado el Granada. También es un agradecimiento al club y se transmite en un buen juego.
–Habla de entrenar y cuidarse, pero no de lo psicológico.
–Trabajé con uno, pero mentalmente soy fuerte. Soy creyente y mi padre me ha educado de manera estricta, sin buscar excusas ni culpables, siendo duro conmigo mismo. Lo que necesitaba no me lo podía dar un psicólogo; minutos en el campo. Un equipo en el que jugar.
–Lleva más titularidades con el Granada que con el Getafe en dos cesiones...
–Por un lado estoy agradecido al Getafe por pedir mi préstamo dos veces, pero... En los primeros seis meses, solo fui titular en dos partidos, en el Bernabéu y en San Mamés. Soy exigente conmigo, diría lo contrario si no fuera así, pero creo que tuve dos grandes actuaciones. El entrenador –Quique Flores– me felicitó, pero no jugué más. Que se entienda como se quiera. Me generó frustración, ansiedad, no veía el porqué. Son situaciones que se dan, preferencia por otros jugadores y nada... A Quique le agradezco que dos veces me fichara aunque luego no terminara de confiar en mí. Tampoco puedo decir mucho más.
–Marcó a su exequipo en el último partido y se besó el escudo del Granada.
–Me salió natural. Lo tenía muy dentro por haberlo pasado tan mal. Me parecía un acto de justicia poética, no solo por el gol, sino porque creo que hice un partido muy completo. Rara vez se da algo así. Pensaba que me lo merecía ante un equipo en el que a lo mejor pensaron que tenía ciertas debilidades o no las virtudes que buscaban. Tenía que demostrar que se equivocaron. Me besé el escudo porque el Granada me está dejando ver que soy un jugador válido. Creo que nunca lo había hecho y eso que he estado en sitios donde me sentí muy identificado, como en el Elche, que sé que es un poco 'rival' del Granada. No me arrepiento de lo que hice. Fue espontáneo, lo sentí.
–Le está sucediendo como a Isco en el Betis.
–Los jugadores necesitamos encontrar a esa persona que crea en nosotros. Paco (López) cree muchísimo en mí. Él sabe que tengo que mejorar en muchas cosas y me lo dice, me aprieta como el que más, pero porque piensa que puedo y que no me debo conformar con lo de ahora. Me lo decía al principio, cuando yo solo quería ser titular. «Tienes que tener paciencia y mirar más allá, no solo pensar en jugar el sábado, sino en mejorarte». Me pedía dar un salto a una dimensión a la que él cree que puedo llegar y yo, también. Algunos pensarán que tengo una confianza excesiva, pero soy así. Paco me exige y confía en mí; la mezcla buena.
–A los futbolistas de sus características hay técnicos que los colocan cerca del área, pero da la impresión que a usted le gusta jugar más cerca de la 'sala de máquinas'.
–Siempre digo que lo que me importa es estar en el campo, como si me ponen de lateral, pero dentro de eso, por mis condiciones, por la capacidad de conducir y superar rivales, de estar tranquilo en situaciones en las que otros se agobian, pienso que en salida de balón puedo ayudar mucho al equipo. Es encontrar ese equilibrio entre esto y jugar de área en área, porque también tengo último pase y puedo hacer algún gol como el otro día. Me encuentro fenomenal en la posición actual.
–Hay una querencia por centrocampistas muy físicos en el fútbol, pero usted es de los de antes.
–Totalmente, es un perfil que se está perdiendo un poco precisamente porque ahora parece que lo fundamental es tener unas piernas enormes. Yo, teniendo lo otro, se está demostrando que también gano duelos, soy intenso y voy al choque. Hay que ser un centrocampista completo. La pérdida de los jugadores técnicos nos aboca a un fútbol más aburrido en el que la gente lo ve con el móvil en la mano, sin estar pendiente de la tele, porque no entretiene.
–Es cierto que su dato de recuperaciones es alto.
–Me pasa muchas veces. Como tengo la pinta que tengo, que parezco más pequeño de lo que soy, buen chico, sin apenas tatuajes ni peinados raros, habrá gente que piense que no meto el pie o no tengo mala leche. Soy de los que gana más duelos aéreos de LaLiga y en los convencionales estoy por encima de la media. La gente que sabe de fútbol lo aprecia.
–En este parón le ha tocado ver a la Selección a la distancia, a la que ya ha llegado una generación que estuvo con usted en la sub 21.
–Me genera motivación llegar a la absoluta porque es un reto que tengo desde pequeño. Ahora pienso que es factible. Es un objetivo que tengo ahí. Tengo antiguos compañeros en ella y estuve cerca cuando jugaba en la Roma, dos veces en la prelista con Luis Enrique. Él mismo me dijo que faltó poco para convocarme. Bryan (Zaragoza) ya ha ido y confío en mejorar y lograr ese premio. Primero, coger al Granada por el pecho, hacerle ganar partidos, contribuir siendo líder a salir del descenso y llegar después a la Selección. Una consecuencia de salvar al equipo. No tenemos plantilla para estar tan abajo. Lo demás, jugar la Eurocopa, sería algo increíble. Habrá gente que piense que flipo, pero si no sueñas, con objetivos altos, no consigues nada en la vida.
–¿En qué le enriqueció su paso por Italia?
–Como persona, me hizo un hombre porque me fui con 21 y, al mes, me encerraron tres meses por la covid y no pude volver a España. En una casa recién cogida, sin conocer a nadie, sin amigos... Mentalmente fue duro, pero cuando pasé esa situación y empecé a jugar, fue una pasada. Me salía todo y el equipo estaba bien. En marzo, nos caímos un poco en Liga, pero en aquella Europa League, en la que estuvo el Granada, llegamos a semifinales y nos eliminó también el Manchester United. Sigo viendo los partidos de la Roma y se convirtió en una familia para mí, hasta que por circunstancias el entrenador –José Mourinho– prefirió a otros.
–¿Qué le falta al Granada para salir de abajo?
–Que no suene mal, pero también una pizca de suerte. Si volvemos atrás, en circunstancias parecidas, tendríamos más puntos. Hemos cometido muchos errores a corregir, yo el primero, pero también han pasado cosas... Con suerte no pierdes en Las Palmas con un gol aislado, al Betis le ganas con tantas ocasiones o al Villarreal le hubiéramos remontado. El día de Almería es para matarnos siendo mucho mejores y sufrir esos tres goles en una desconexión. Luego faltó poco para remontar. Hemos corregido situaciones en el aspecto defensivo. En Mestalla casi no nos tuvieron ni un «uy» y luego nos 'roban' con ese penalti. Con 0-0, en la segunda parte, podríamos haber hecho muchas cosas con nuestro poderío. Con el Getafe, fue un malentendido de Wilson (Manafá), que luego hizo un gran partido, pero el rival apenas creó peligro. Soy muy positivo, optimista; vamos a ganar pronto, ojalá en Vitoria, y el equipo enlazará una buena racha. Lo merecemos.
–Paco López le rodea de gente que le entiende, como Melendo y Gumbau.
–Me viene muy bien, aparte de que soy amigo de los dos. Hablan mi idioma y les gusta asociarse. Sobre todo con Melendo me entiendo bien fuera del campo y esto se transmite dentro. Aunque sea con unos toques cortos, el rival sale y generamos el espacio para que el equipo avance. Ahora que mi objetivo es pisar más el área, saber que me puedo descolgar un poco y que él me cubre, me permite saber que esa parcela no está olvidada, con Gumbau también, que tiene mucha calidad. Es más fácil todo con ellos.
–¿En quién se inspira?
–Me gusta mucho Frenkie De Jong. Supera líneas conduciendo, como yo, y asume riesgos donde la gente normal prefiere tocar fácil. A nosotros nos sale natural ganar línea con un regate, pero lo puedo hacer aquí porque Paco me deja. He estado con otros entrenadores con los que ni de coña. Tuve a Pacheta que sí me dejaba también en el Elche. Me decía: «¿Tú en qué eres bueno? ¿Conduciendo? Pues conduce». Y yo pensaba, «joder, que me deja...». Con Paco, lo mismo. Me dice que no haga locuras y que sepa dónde estoy, que en el área pequeña no haga 'croquetas', pero me permite esa libertad. Se trata de aprender cuándo hacerlo, pero te sale.
–¿Se agobia haciendo las cuentas de la salvación?
–Es peor pensarlo. Hay que mirar la línea del equipo. Aunque los puntos no lo demuestren, es una línea ascendente, de mejora, de cada vez menos fallos, jugando mejor. Hay que olvidarse de la clasificación, pese a que es difícil, porque te hace jugar peor. Mirar el trabajo diario que creo que es bueno.
–Sumar tres puntos cuanto antes...
–El Granada saldrá de ahí abajo, lo sé. Yo estuve en una situación complicada en la Sampdoria el año pasado, dramática, con los mismos puntos, pero la sensación era la de perder siempre y que nos apabullaban. Ahora lo veo distinto. Tenemos que ser más precisos. Yo también fallé una ocasión con el Getafe muy clara antes del gol, en la que tuve que controlar y tirar. Si no matas, te matan. Mejorando la defensa como estamos haciendo, saldremos.
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