Dirección de equipo y jugadores nulos
El 'doce' ·
El Granada actual ni sabe defender, ni construir, ni golea, ni es capaz de replegarse en orden. No existen mecanismos ensayados en los balones parados de ataque y aún menos en defensaEduardo Zurita
Granada
Domingo, 9 de abril 2023, 12:59
No sirvieron los días transcurridos entre el pasado Domingo de Ramos, con derrota ante el Sporting de Gijón, y el Sábado Santo, con otra caída ... ante el Zaragoza, para penitencia deportiva alguna en el seno del Granada. No se observó en La Romareda atisbo alguno de arrepentimiento por lo realizado en tierras astures y no hubo mejoría en las aragonesas. Al contrario, la actuación ante el equipo maño fue deplorable, impropia de un equipo con aspiraciones. Ni siquiera hubo reacción esta vez tras el descanso, cuando ya se había recibido el gol en contra –el Granada se ha habituado a domicilio a goleadores inopinados que consiguen tantos de magnífica factura–, y la segunda parte fue un acto continuado de impotencia.
Pocos se salvan del desaguisado de las últimas jornadas, coronado en los dos últimos encuentros. No se trata solo de unos u otros nombres, sino de la ausencia absoluta de plan de equipo, que aparece deshilachado, solo salvado por la fortuna en los últimos minutos de varios partidos. El Granada actual ni sabe defender, ni construir, ni golea, ni es capaz de replegarse en orden. No existen mecanismos ensayados en los balones parados de ataque y aún menos en defensa, donde cada saque de esquina se convierte en una oportunidad de oro para el rival.
Se ha regresado al mal hacer a domicilio, tras los espejismos de las salidas a Burgos y Albacete. En Zaragoza posiblemente se escenificó una de las peores actuaciones de toda la temporada. El marcador quedó corto, merced a la impericia de los locales en la primera parte y a Raúl Fernández, de lo poco salvable entre los rojiblancos, que evitó un tanto a bocajarro en el segundo periodo.
Todo el bagaje propositivo del Granada se limitó a un chut desde fuera del área de Quini que repelió el larguero. No hubo más. Y eso que desde el banquillo se tocó a rebato en el último tramo, reduciendo la defensa a tres jugadores, y poniendo sobre el césped todo lo ponible para intentar rematar, pero el portero del Zaragoza vivió uno de sus partidos más apacibles de todo el campeonato.
El Granada lleva varias jornadas en un claro despropósito futbolístico, con una dirección de equipo y unos jugadores nulos. El técnico continúa con sus probaturas sin que ninguna cuaje, y algunas de sus apuestas mueven a la conmiseración: tratar de reactivar al equipo con jugadores que practican un fútbol desfasado, antediluviano, sin ritmo ni velocidad, donde se confunde la necesaria pausa con la retención constante del balón para tratar de vencer por mera habilidad, es hoy una quimera. En Segunda hay que empezar por ganar espacios y balones divididos por brío y garra. La calidad debe aparecer luego para hacer el resto.
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