Deseos de igualdad
El 'doce' ·
Resulta paradójico que espectáculos cerrados se conciban con un aforo limitado y el fútbol al aire libre padezca una limitación total por ahoraEDUARDO ZURITA
GRANADA
Martes, 9 de junio 2020, 01:55
La igualdad es un desiderátum perseguido por muchas sociedades. Forma parte de la triada de la Revolución Francesa, y es nombrada en los grandes ... discursos políticos que la reivindican como base de la justicia social. Se habla de igualdad de oportunidades, de igualdad ante la ley, de igualdad de derechos. Pero la igualdad es muy difícil de conseguir, convirtiéndose en ocasiones en una utopía, y la realidad nos muestra un mundo asentado en la desigualdad, cada vez más evidente tras las últimas crisis que han potenciado las diferencias.
El deporte parece combatir esta situación ofreciendo oportunidades de competir en igualdad de condiciones. Sobre el papel, las reglas y condiciones de partida son las mismas en cualquier deporte, y debiera ser el esfuerzo y la pericia lo que decantase el resultado final. En el fútbol, las reglas son iguales para ambos equipos, el número de jugadores equivalente y sobre el papel se parte en condiciones igualitarias. En un torneo como la Liga, el factor campo, de apoyo de la parroquia local, se equilibra con el sistema de disputa a doble vuelta. Esta situación se disipará en el regreso de la competición tras el periodo de suspensión por la declaración del estado de alarma, al celebrarse los partidos a puerta cerrada. Han surgido voces deseosas del regreso de parte del público a los estadios, con aforos limitados y control en el ingreso. Pero parece que desde el Gobierno y el CSD se prefiere mantener la prohibición de asistencia y se alega para ello el mantenimiento de la igualdad competitiva mientras no sea posible la vuelta al unísono en todos los escenarios. Incluso algunos equipos, conscientes de que el regreso sería así, han aprovechado para reformar sus sedes habituales y elegido otros estadios de reducido aforo para actuar como locales, caso del Levante y Real Madrid.
Parece sensato que la competición regrese con esa igualdad, aunque resulta paradójico que espectáculos cerrados se conciban con un aforo limitado y el fútbol al aire libre padezca una limitación total. En el deporte, las oportunidades de éxito dependen también de las circunstancias con las que se cuente, que no son las mismas para todos. En el caso del fútbol profesional actual, la igualdad ni existe ni se busca, con un sistema financiado mayoritariamente por los operadores televisivos que crean de partida diferencias abismales entre clubes competidores. Desde hace ya muchas temporadas la competencia es en desigualdad absoluta. A ello se debe la continuada extrañeza surgida en las esporádicas victorias de equipos modestos ante los grandes. La desigualdad hace mayor estas proezas.
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