Ni Puertas ni nadie
Alexander Medina apuesta por el almeriense como única novedad contra el Sevilla sin que su titularidad casi dos meses después suponga revulsivo alguno en un equipo sin pulso y en el que ya hasta Bryan parece torpe
Nadie sabe aún dónde puede estar el fondo del Granada esta temporada, porque todavía es diciembre, pero algo muy parecido fue lo que se experimentó ... durante el derbi andaluz contra el Sevilla a falta de que ocurra más veces en los próximos meses. Como tampoco Alexander Medina disponía de apenas alternativas para su alineación titular respecto a la de las dos jornadas anteriores, el 'Cacique' optó por recuperar a Antonio Puertas de inicio por Myrto Uzuni con tal de al menos jugar con dos extremos en las bandas pero ni el almeriense es Bryan ni el propio Bryan se parece ya a sí mismo, tan responsabilizado cada vez que coge el balón que empieza a parecer hasta torpe.
Casi dos meses llevaba Antonio Puertas sin ser titular, suplente en los seis últimos partidos, y lo cierto es que agarró el brazalete con jerarquía ante Carlos Neva. Ni mucho menos cambió al equipo con su mera presencia pero tampoco lo empeoró, algo que tampoco tiene mucho mérito no obstante. Sí que apretó lo que pudo dentro de lo que a día de hoy puede ofrecer, que nada tiene que ver con lo que algún día fue desde hace ya unas cuantas campañas. El 'arquero', al que Medina pidió que fijase el costado diestro del ataque, intentó percutir entre Kike Salas y Pedrosa en la línea de tres centrales y dos carrileros de Quique Sánchez Flores, pero estuvo bien vigilado.
Hubo ocasiones en las que Puertas se acercó a Lucas Boyé para ejercer como doble referencia y que Gonzalo Villar aprovechase los metros que dejaba, pero ni aun así. Tampoco acertó con la cabeza las veces que pudo rematar algún envío aislado al área. No pudo hacer mucho en el auxilio a Ricard ante Pedrosa en el primer gol sevillista, ya que todo lo que este parecía tener relativamente controlado se volvió un caos a poco que el balón revoloteó por el área de André Ferreira como pasa de un tiempo a esta parte. Sin pulso el Granada, habló y mucho de sus penurias que un rival con un solo entrenamiento con su nuevo entrenador le hiciera perseguir sombras durante tantos minutos, y mientras aún hubo partido, por muy superiores que sean los futbolistas del Sevilla por sí solos.
Ya con cánticos de «directiva, dimisión» en plena ebullición desde la media hora en Los Cármenes, Antonio Puertas trató de devolver a su equipo al partido en dos incursiones por la banda izquierda tras cruzarse todo el campo hasta allí. En la primera, puso un buen centro para Lucas Boyé al que el argentino no pudo imprimir fuerza en parte porque, tras las bicicletas del almeriense, el balón salió dormido; en la segunda, persiguió con fe una pelota que se marchaba por línea de fondo para tirarse un autopase de patio de colegio ante Sergio Ramos y sentar luego a Gudelj apareciendo finalmente el mito del Real Madrid para blocar hercúleo su disparo ante Dmitrovic.
Quizás por esas dos jugadas, Medina dejó a Puertas a la izquierda tras el descanso, con Bryan a la derecha y Uzuni en el campo junto a Boyé por Villar, pero un cabezazo de Sergio Ramos tiró por tierra cualquier planteamiento que pretendiera retener punto alguno en el Zaidín. Almeriense y albanés procuraron una pared a la hora de juego que acabó en un saque de esquina que Gerard Gumbau habría preferido quizás ni botar por la que le cayó desde la grada de animación. Pocos tenían ya ánimo para jugar, con un polvorín alrededor.
Fue precisamente Puertas quien colmó la paciencia de Los Cármenes al fallar ante Dmitrovic una ocasión clarísima que le brindó Uzuni. Estaba solo, pero la portería se le hizo enana ante el serbio. Era el colmo y se le despidió entre pitos. El granadinismo está harto.
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