El Granada presenta Batalla
El portero argentino contribuye en su debut a que los rojiblancos acaben un partido sin goles en contra por primera vez en todo el campeonato y encandila a la afición con su personalidad pese a un error que acabó en un penalti corregido por el VAR
Augusto Batalla firmó donde le dijeron, se subió a un avión y se puso los guantes, casi sin tiempo para nada más, y apenas se ... despeinó para conseguir lo que ni André Ferreira ni Raúl Fernández habían conseguido hasta entonces: la primera portería a cero del Granada en la temporada. Histriónico como tantos porteros argentinos, con una personalidad expansiva que parece agrandarle bajo palos, el nuevo guardameta del equipo encandiló a Los Cármenes con su carisma y la relación tiene visos de idilio a poco que los resultados acompañen.
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Batalla saltó a calentar tarde, pendiente hasta ultimísima hora de su 'transfer', pero se metió a su nueva afición en el bolsillo desde su primer saludo. Muy comunicativo, ya fuese con sus compañeros, con los linieres o consigo mismo, el portero se presentó en sociedad cuando al tercer minuto le botaron su primer saque de esquina en Europa. Autoritario para recordarle a los suyos las marcas pese a no llevar más que un par de entrenamientos con el grupo, saltó con fuerza hacia atrás al ir el balón al segundo palo y, tras atraparlo, corrió despavorido y llevándose por medio a Fali para lanzar hacia Bryan, como solía hacer Roberto con Dani Benítez.
Permanentemente metido en el partido, Batalla no dejó de toquetearse los guantes durante los primeros minutos e incluso pidió un balón para botarlo un par de veces mientras su equipo atacaba; detalles con los que pareció procurar que los nervios solo aflorasen con el juego en el campo contrario. Tranquilo para pedir la pelota también con los pies, derrochó confianza ante una presión de Chris Ramos que solventó con temple para ganarse su primera ovación. Con veteranía para ralentizar sus saques ya con el marcador a favor, Pulido Santana tuvo que llamarle la atención un par de ocasiones.
Presentado como un 'gato argentino' por el propio Granada, Augusto Batalla agotó una de sus siete vidas durante la larga prolongación de la primera parte al escapársele un potente disparo de Machís que intentó embolsar con el pecho trabando luego a Sobrino al tratar de recoger el balón muerto. El guardameta pasó de verse incluso expulsado, víctima de la maldición de los porteros del Granada esta temporada, a ser salvado por la revisión en el VAR. Y todo, pese a la pifia y durante la protesta, sin dejar de transmitir la sensación de tenerlo todo bajo control.
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Por si las dudas, Batalla volvió a ganarse nuevos aplausos, pero del fondo contrario, al adornarse con una palomita en una falta directa de Alcaraz que ni siquiera valía. Si le imponía su primer partido en Europa, no lo pareció; sobrado incluso para jugar con los pies un balón que había dejado botar tras blocarlo con las manos.
Tampoco superó la situación a Bruno Méndez, que llevaba dos meses sin jugar un partido como titular y lo terminó ovacionado al darle Medina descanso en la recta final. Ganó su primer duelo por los aires, con Alcaraz, y desde entonces se mostró como un profesional del despeje. El uruguayo es capaz de alejar balones de sus inmediaciones con todas las partes de su cuerpo, las duras y probablemente también las blandas. Un pelotazo al cielo de Los Cármenes le brindó los primeros aplausos, como si se llevara más tiempo sin ver eso que un gol por la escuadra.
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Bruno Méndez se pegó a la chepa de su compatriota Maxi Gómez y, aunque en alguna acción dejó ver que tiene los pies más bien cuadrados, como solía decir de sí mismo Gattuso, su equipo agradeció que hubiese un diestro en la parte derecha de la zaga. Un corte a ras de césped ante un envío a su espalda despertó los primeros cánticos de «uruguayo, uruguayo». Incluso Matías Arezo pudo marcar al final; tendrá más ocasiones.
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