Suárez saca la furia al final

Corrió como alma que lleva el diablo Luis Suárez para acercarse a la zona de la grada habitada por los granadinistas y reivindicarse con rabia, vitoreado por los que ahora son los suyos. Al exrojiblanco le llega todo lo que se opina sobre su etapa en el club y su salida principalmente, con todo el dinero que movió tanto al firmar como al marcharse, y ni perdona ni olvida que le insulten. Lo hicieron quienes años atrás le disfrutaron incluso en el 'EuroGranada' desde la mismísima llegada del autobús del Almería a su estadio, también con los primeros balones que tocó luego. En adelante, sin embargo, el colombiano pasó más bien desapercibido hasta el naufragio del Granada.

Y es que a Luis Suárez le venían sujetando bien entre Insua y Rubio, con el auxilio también de Hongla e incluso de Myrto Uzuni. El albanés, capitán por la lesión a última hora de Lucas Boyé, intercambió unas bromas cariñosas con el colombiano justo antes del saque de centro al coincidir durante sus primeros meses en el club y luego pareció proponerse que el actual pichichi de la categoría terminase a cero. Cuando no llegaban sus compañeros para frenarle lo hacía él, todo un líder y más que nunca cuando tenía que correr hacia atrás, aunque fue una absurda desconexión suya tras el descanso precisamente la que derivó en la primera gran ocasión de su antiguo compañero en el derbi. Ese esfuerzo extra no le había impedido definir como un maestro en el gol previo.

Fran Escribá tenía un plan y lo cierto es que le salió bien durante la primera parte al menos, también durante el inicio de la segunda bajo su punto de vista. El entrenador mantuvo a Reinier de inicio y, como en El Molinón, le ubicó como interior a la misma altura que Gonzalo Villar con Hongla como pivote. Responsables ambos tanto de morder en la presión como de correr hacia atrás, fue precisamente un robo del murciano el que propició el gol del solitario Uzuni.

Otra de las novedades que tramó Escribá en Almería fue la vuelta de Kamil Józwiak a la alineación titular, inédito desde su expulsión en Zaragoza cuatro jornadas atrás, en detrimento del canterano Sergio Rodelas por la amenaza del potente Marc Pubill desde el lateral. Estuvieron todo el partido dándose golpes, hasta en el mismo cielo de la boca, y por ese tira y afloja pasaron buena parte de las opciones de sus equipos hasta que tanto el polaco como Reinier se fundieron.

Escribá trató de oxigenar la banda izquierda, primero, y la derecha, después, con dos cambios dobles con menos de diez minutos entre ambos. Bastaron cuatro, sin embargo, para que el Almería le diera la vuelta al marcador cuando el Granada agonizaba ya. Casi que encajó el segundo gol antes que el primero incluso. Ni unos ni otros pudieron impedir que Luis Suárez se cobrara su venganza, más sabrosa todavía que el 'hat trick' del año pasado porque terminó con la victoria de su equipo y la derrota de su 'ex', sin terminar en el hospital con el peroné roto en esta ocasión además.