Todo lo que puede dar Boyé
El nuevo delantero del equipo debuta como titular y con gol, como Weissman en su día, y hace bien su trabajo en un partido muy complejo para él
Nada más de lo que hizo se le pudo pedir a Lucas Boyé en su debut con el Granada. Titular y goleador con solo dos ... entrenamientos junto a sus compañeros, el nuevo delantero del equipo demostró contra la Real Sociedad todo lo que puede aportar a los rojiblancos por más complicado que fuese el partido para él en particular. Boyé fue una boya en el ataque de los suyos, a quien los de atrás recurrían como oxígeno ante la asfixiante presión de los contrarios cerca de su portería. El argentino hizo su trabajo más que bien, pero acabó frustrado por la vulnerabilidad defensiva de los suyos.
Boyé condujo hasta Granada el lunes, esperó en la ciudad dos días hasta que los clubes alcanzaran un acuerdo para su traspaso, lo anunciasen cuando quisieran y, de ahí, al avión y al campo desde el principio. Paco López le dio todos los minutos del partido para darle tal acelerón a su adaptación que, si por él fuera, le hubiese hecho entrenar después con aquellos que no jugaron. Aunque la entidad jugase con su película favorita para anunciarle con un vídeo titulado 'El secreto de sus goles', el delantero dejó claro que sus goles no tienen secreto alguno. Es un martillo pilón dispuesto a darse de golpes con quien haga falta para perforar las redes.
Y es que Lucas Boyé se faja como pocos, con un corpachón que intimida a los centrales. Todo lo que el Granada le mandó por alto pudo controlarlo o prolongarlo para Uzuni o Bryan, dando a los suyos una vida extra. También en defensa, responsabilizado del primer palo en los saques de esquina de la Real Sociedad. Implicado como el que más sin balón, trataba de chocar con los contrarios para dificultar su avance y ese exceso de ímpetu incluso le costó una tarjeta amarilla durante la primera parte que no le mermó en la segunda para seguir yendo al choque, como en una ocasión en la que atropelló a Traoré.
No obstante, y más allá de lo que se le presuponía, Boyé exhibió clase a poco que pudo bajar la pelota a ras de césped. Con un recorte tras otro y aperturas académicas a las bandas para cargar el área como un poseso a continuación, el argentino dio continuidad a los escasos ataques que el Granada tuvo en el encuentro y fue fraguando una asociación que más vale que funcione con Uzuni. En San Sebastián, por lo pronto, el albanés volvió a sufrir sus limitaciones técnicas con el salto de categoría respecto a Segunda.
Quedaban ya menos de diez minutos para el 90 cuando Lucas Boyé acompañó una cabalgada de Puertas y, al entrar al área, casi que le arrebató el balón para zafarse de Zubimendi y Le Normand escurriéndose entre ambos y soltar un disparo seco a la cepa del poste, imparable para Remiro. Había hecho muchísimas cosas bien hasta el gol, pero el argentino sabía que era eso lo que le reclamarán. Ni lo celebró por el resultado; se lo reservó para Los Cármenes. Eso sí, ya sabe que no bastará que ni él ni los demás marquen mucho si no defienden mejor.
Hubo quienes dudaron de la inversión de seis millones de euros por el 70% de los derechos de un ariete que no había pasado de los siete goles en cada una de las tres temporadas anteriores en Primera división, por más que clavase la cifra en las tres como si fuera un metrónomo. Tampoco pareció casual que Elche y Granada acordasen una variable añadida si alcanzaba los diez goles, un camino que ya ha emprendido. Boyé ya marcó en su primera titularidad con el Elche, en San Mamés, aunque debutase con unos minutos desde el banquillo días atrás. Ahora, en el Granada, procurará no seguir los pasos de Weissman, otro que solo tardó tres minutos en estrenarse.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión