Carlos Neva, un crecimiento sin techo para domar una posición 'maldita'

Neva no albergaba dudas, quería seguir en Granada. «Es mi segunda casa», afirma sobre una ciudad que ahora se rinde a sus pies y donde hace poco era desconocido. La pandemia ha hecho que los últimos doce meses hayan parecido años y el rendimiento del lateral gaditano no ha hecho sino acentuar esa sensación.

Era el inexperto lateral zurdo del filial, promocionado por el contexto de un mercado estival en el que no se pudo reforzar bien una posición que parecía maldita. Temporada y media después, Neva es indiscutible. Aunque debutó ante el Alcorcón, con el ascenso ya celebrado, fue en verano de 2019 cuando le llegó el reto. «Al llegar del filial fue fácil, pero al principio no me entendía a la perfección con los compañeros. Los entrenamientos y mi participación –tengo la suerte de jugar mucho– han hecho que ya fluya», explicó sobre su adaptación.

La lesión de Quini, que ya había asumido la titularidad por la grave avería de un compañero, le colocó de inicio ante el Barça el curso pasado y desde entonces no ha hecho sino crecer. «En el filial era bastante ofensivo. En Primera necesitas defender más y he crecido en los duelos aéreos y los mano a mano. Soy más completo», resume Neva al ser preguntado por cómo ha cambiado aquel 'recreativista'.

Aplicado, fue metiéndose en el bolsillo a técnicos, compañeros y afición gracias a su despliegue físico y por encarnar esos valores, esa identidad agonística, convencida del plan a seguir, inherente al esfuerzo, comprometida y solidaria. Preguntado por su mejor momento en el primer equipo, el gaditano no duda. «Las 'semis' de Copa. Dejaron un sabor agridulce por la eliminación, pero el recibimiento, el partido en sí, la remontada... Porque ganamos el partido aunque no nos dio para pasar», recuerda antes de coincidir con sus compañeros en que «lo mejor está por llegar».

Ahora resulta difícil de creer que Carlos Neva, el gran 'fichaje' que se inventó Diego Martínez para cubrir un agujero colosal en su puzle, fuese descartado por el mismo vigués apenas un lustro antes de su debut ante el Barça. En 2014, no cuajó en la que parecía su gran oportunidad, en la cantera del Real Madrid. En la 'Fábrica' no supieron ver el gran lateral moderno que podía ser. Rebotado y con menor ilusión, llegó al juvenil del Sevilla, donde se reconvirtió a su actual demarcación. El paso siguiente era ir al filial que dirigía Diego Martínez. Por lo que fuese, no acabó contando con el gaditano. No lo entendió Neva, obligado a jugar en el Sevilla C.

Se marchó un año después al Marbella donde llamó la atención del Granada. En su filial le salía todo. Las lesiones en el primer equipo provocaron que fuera llamado por el 'chamán'. Otra oportunidad para convencerle. A la vista está que lo hizo. Faltaba Quini, llegaba el Barça y nacía el incombustible Neva.