Machís encara a Pozo durante el partido en el Visit Mallorca Estadi. LOF
Mallorca - Granada

El avión vuela hacia Europa; el mirlo aterriza en Segunda

Darwin Machís y Alejandro Pozo mantuvieron un vertiginoso duelo en Mallorca, del que salió vencedor el venezolano

Chema Ruiz España

GRANADA

Viernes, 17 de julio 2020, 01:42

Uno es un avión que hace tocar las estrellas a su equipo cuando despliega las alas; el otro, un mirlo que quiere volar alto, tal ... vez como rojiblanco en unas semanas. Darwin Machís y Alejandro Pozo se cruzaron ayer en la banda del Visit Mallorca Estadi, pero cada uno seguía una ruta distinta. El vinotinto, asentado ya en Primera y con siete goles en su cuenta, quería despegar hacia capitales europeas. El de Huévar de Aljarafe, en cambio, quería seguir surcando el cielo del fútbol español al final de su primer curso en la élite, su segunda aventura lejos de casa, tras no encontrar hueco en un Sevilla de Champions. Un vertiginoso duelo del que salió ganador el visitante, aunque no podrá este domingo. El mallorquinista, en el campo en el que vivió su mayor logro deportivo, probó el amargo sabor del descenso.

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Los dos bólidos, a sus anchas en las transiciones rápidas pero con una inocultable preferencia por atacar, convirtieron pronto la banda del viejo son Moix en una autopista. Arrancó antes Pozo, que pisó campo rival aprovechando la presión de Machís a Dani Rodríguez, aunque lo suyo fue un intercambio de adelantamientos constante. Si el hervense filtraba un balón al área para Kubo, el vinotinto respondía con un golpeo a la escuadra; si el rojiblanco cedía demasiado espacio, el bermellón dejaba libertad a su espalda.

No obstante, era el jugador cedido por el Sevilla quien sumaba más puntos para decidir el combate, hasta que trató de marcharse del venezolano en velocidad. Machís esprintó y chocó con el carrilero, que quedó escarmentado. Fue el giro copernicano en su duelo, lo que activó al vinotinto, que, aun así, sufrió para defenderle. El extremo rojiblanco propició que Pozo, avizor, enviase un balón a su propio poste, al defender un centro de Puertas, y estuvo cerca de firmar el 1-2, pero su vaselina se marchó desviada.

La gasolina comenzó a escasear tras el descanso, lo que benefició al incesante goteo de centros procedentes del hervense. El de Tucupita percutió con inquina, pero sus lanzamientos se fueron altos. Dictó sentencia en el único duelo limpio que mantuvieron: Machís encaró y rompió hacia adentro, dejando en la cuneta a Pozo, para golpear arriba. La venganza, más dañina, fue la amarilla forzada en un lance sin peligro, que prohíbe al vinotinto jugar ante el Athletic.

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