Visitar el Albaicín al estilo tailandés
Una nueva forma de vehículo turístico importada de Portugal adopta los motocarros asiáticos para enfrentarse a las empinadas cuestas y calles de los barrios históricos
Juan Peña
Jueves, 2 de septiembre 2021, 00:12
Sin un ruido, los tuk-tuks llegan a Plaza Nueva, frente a la iglesia de Santa Ana. El discreto sonido del motor eléctrico no impide ... que los transeúntes adviertan con curiosidad la presencia de los vehículos de tres ruedas, con asientos traseros adicionales y una fina techada de plástico. Los que más miran son los turistas. Nacionales o extranjeros, se dan cuenta de que una aventura como la subida de la cuesta del Chapiz a pleno sol de agosto es un paseo más fácil a lomos de un tuk-tuk.
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«Por eso en Granada está yendo tan bien. Es una ciudad de cuestas», comenta el fornido madrileño que conduce uno de los motocarros. Se trata de David Amón-Delgado, que llegó como empleado de la compañía 'Tuk Tuk Tours City' justo antes de la pandemia, y que este verano por fin pudo arrancar el negocio en Granada. «Los barrios más interesantes de esta ciudad tienen calles estrechas y pendientes picadas por las que circular con otros vehículos es difícil. El Tuk-tuk es muy flexible y funciona muy bien por el Albaicín, el Sacromonte o el Realejo», explica Amón-Delgado.
«Nosotros no hacemos de taxi. Somos un vehículo turístico. Enseñamos la ciudad a los turistas a través de rutas de intérés»
El conductor afirma que este verano la temporada ha sido muy buena, y que se quedan incluso terminado el verano. «Creemos que el otoño va a funcionar igual de bien. No vamos a cerrar durante el resto del año».
El modelo de negocio proviene de Portugal y el vehículo del Sudeste Asiático, tal y como explica Raúl Blanco, responsable de la empresa. En Lisboa los tuk-tuks aparecieron hace más de una década, y, tras cambios por parte de la administración, ofrecen un servicio equiparable al del taxi. En otras capitales del turismo español, también es corriente ver a los motocarros dar 'tours' por los lugares emblemáticos de las ciudades.
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En la actualidad otras dos empresas poseen tuk-tuks en Granada, la primera apareció en 2018, pero se encuentra en hibernación debido a la pandemia, con lo que los dos motocarros de David Amón-Delgado y su compañero fueron los únicos en las calles este verano. «Algunos días hemos tenido lista de espera para las reservas. En mi opinión, en Granada esto va a ir a más. La ciudad se presta a ello», concluye el conductor.
El concepto es simple. Reservar por teléfono, o toparse con un tuk-tuk libre por el centro de la ciudad. «Estamos ahora mismo con 40% por reservas, y 60% en el momento. El objetivo es que funcione exclusivamente por reservas», añade Amón-Delgado. Los conductores ofrecen rutas preparadas por las distintas áreas de interés turístico de la ciudad a grupos de cuatro en cuatro.
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«Nos paramos en los miradores, damos explicaciones y contamos anécdotas a los turistas. Si quieren ir por una calle en concreto, y que nos podemos meter, nos metemos», explica Amón-Delgado. El conductor deja además claro que no dan un servicio equiparable al del taxi. También lamenta confusiones y malentendidos que puedan levantar enemistad con los taxistas. «Nosotros no hacemos eso. No llevamos de un punto 'a' a un punto 'be', y nos negamos a hacerlo. Somos un transporte turístico».
Los tuk-tuks retoman así el legado del ya extinto bus turístico rojo de dos pisos, y trabajan a pleno rendimiento ahora que la actividad del tren turístico sigue suspendida desde inicio de la crisis sanitaria. «Pero con una perspectiva distinta», matiza Amón-Delgado, «ni el tren ni el bus pasan por dónde nosotros podemos pasar».
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