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El Niño de las Pinturas mira detenidamente el mural que pintó hace 18 años y que le gustaría ahora rehabilitar. Ramón L. Pérez

Vida y muerte de un grafiti

Memorias de ida y vuelta ·

El cartel del Corpus de Granada es un grafiti mientras el icónico mural de la Cuesta de Escoriaza de El Niño de las Pinturas cumple 18 años y busca su restauración

Javier F. Barrera

Granada

Viernes, 8 de febrero 2019, 00:45

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El grafiti en Granada está en alza. El último hito ha sido llegar a ilustrar el mismísimo cartel del Corpus. «Lo ha hecho el Sendra, confirma Raúl, El Niño de las Pinturas, y está guapísimo. Está muy bien que una ciudad como Granada sea sensible al grafiti. Es muy importante que una ciudad se sirva de sus artistas para ponerse bonita».

En el cartel de este año aparece una mujer llevando a una niña pequeña recostada sobre su hombro y luciendo un mantoncillo en el que hay bordada una granada, con la Alhambra en una esquina al fondo. Se trata de una obra realizada por el artista grafitero Ramón Pérez Sendra, y que ahora el propio autor realizará, a gran tamaño, sobre una pared del centro de la ciudad, según se anunciaba en Fitur.

Sentado en el murete de la Cuesta de Escoriaza al solecito, juega con su perra Akira mientras la escena la preside el icónico y enorme grafiti en el que un niño acuclillado ante botes vacíos de spray deja leer la siguiente frase: «Y haciendo cosas que rompo para arreglarlas y volver a romperlas paso mi tiempo...».

Raúl Ruiz, 'El Niño de las Pinturas' posa ante una de sus obras en 2006. González Molero

«La frase es mía», confirma Raúl, y explica que el mural «es de 2001. La continuación me parece que son de 2003. Aquí pintó un señor de Sevilla, SLK, que ahora tiene una galería, The Limbo, en Madrid y Sevilla. Pintó otro de Canadá, gente de Granada (Reno, Naked), hubo muchos 'escritores', pintó mucha gente y hubo mucha colaboración, estuvimos como cuatro días en 2003, pero en 2001 me lo pinté solo».

Un mural que cumple 18 años

«La entrada al Realejo por la Cuesta de Escoriaza tiene una luz muy bonita y al atardecer cae una luz muy chula entre los árboles. Y es la entrada al barrio, como un saludo. Me pegué un trabajo, antes de pintar al chiquillo y las frases. Le pegué una raspada, que estaba descascarillado y le di varias capas de pintura antihumedad. Fue un proceso largo, si no hubiera aguantado hasta hoy. Le he hecho varias restauraciones pero llega un momento que la misma presión del spray tira la cáscara de la pared».

Para restaurar «de verdad, hay varias maneras. Lo suyo es un permiso del Ayuntamiento y volver a intervenir. Esta pieza, seguramente, no la repetiría y haría un homenaje, y trataría de invitar a gente para que vinieran a pintar. Y sobre todo pegarle un arreglo a la pared, que no es por el grafiti, es que hablamos de una pared que se cae». La solución: «Un arreglillo y un permiso del Ayuntamiento y nosotros encantados, no necesitamos más nada».

Han pasado dieciocho años y el icónico grafito del Niño de las Pinturas necesita una restauración a vida o muerte para que el barrio del Realejo no pierda los colores.

El impacto del grafiti del chiquillo

Una búsqueda en Google que incluya las palabras «El Niño de las Pinturas» y la frase «Haciendo cosas que rompo» devuelve cientos de referencias y de fotografías. Es lo que tiene cumplir 18 años y estar en la entrada de uno de los barrios más característicos de la ciudad de Granada y, también, de la subida a la Alhambra

«Y la repercusión que ha tenido», comaprte Raúl. «Los chiquillos del cole -un centro escolar infantil próximo-, están encantados. Los padres, también. Y la de fotos que le están sacando, cuando sube el trenecito les ves a todos con el cuello estirado sacando fotos».

Raúl, en 1995, cuando todavía no firmaba como El Niño de las Pinturas, en una erunión para escribir en el muro de Escolapios. Juan Antonio Palma
Imagen principal - Raúl, en 1995, cuando todavía no firmaba como El Niño de las Pinturas, en una erunión para escribir en el muro de Escolapios.
Imagen secundaria 1 - Raúl, en 1995, cuando todavía no firmaba como El Niño de las Pinturas, en una erunión para escribir en el muro de Escolapios.
Imagen secundaria 2 - Raúl, en 1995, cuando todavía no firmaba como El Niño de las Pinturas, en una erunión para escribir en el muro de Escolapios.

Se refiere también al muro que está lleno de grafitis arriba de la Cuesta Escoriaza, que pertenece a otro centro escolar. Se pintó un Día de Andalucía de hace dos años, «y estoy muy contento de que ese muro esté en mi ciudad. Y también el dedicado la Gata Cattana, al final de la Carretera de Jaén. Son de los más grandes que hay en la ciudad.

Imagen -

El Niño de las Pinturas reflexiona que «el mural de Escoriaza ha cumplido 18 años y está para darle un repasillo». «Esta pieza fue fundamental en este camino en el que yo estaba evolucionando mi estilo».

Firma en change.org a favor de la rehabilitación del grafiti

Hemos lanzado una petición en la plataforma Change.org para recabar firmas en apoyo de la iniciativa para la restauración del mural del a Cuesta Escoriaza.

Si quieres sumarte haz click en este link. El texto es el siguiente: «El grafiti en Granada es una de sus señas de identidad cultural. El icónico mural que El Niño de las Pinturas escribió en el año 2001, hace 18 años, se cae a pedazos. La ciudad pierde color y uno de sus símbolos, un chiquillo acuclillado que dice: »Y haciendo cosas que rompo para arreglarlas y volver a romperlas paso mi tiempo«. Ubicado en la cuesta que da entrada a la vieja judería del Realejo y en la subida a la Alhambra, da la bienvenida a vecinos y turistas. El propio autor dice: «Un arreglillo y un permiso del Ayuntamiento y nosotros encantados, no necesitamos más nada».

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