El Ventorrillo, el cierre del siglo: el restaurante de Granada baja la persiana a los cien años
El establecimiento, que siempre ha estado en manos de la familia Rubio, echa el cerrojo hoy y el histórico inmueble saldrá a la venta
carlos morán
Granada
Domingo, 1 de septiembre 2019, 12:43
«El Ventorrillo es anterior a la Alhambra». Con esta frase desconcertante recibe a los reporteros Manuel Rubio, uno de los propietarios del popular restaurante ... del Paseo del Violón. La aseveración del hostelero no encaja con lo que dicen los libros de Historia.
–«¿Se refiere usted al monumento?», preguntan intrigados los periodistas.
–«No, hombre, a la cerveza Alhambra. Pero, vamos, que la Alhambra, el monumento, tampoco es mucho mayor», comenta divertido Manuel.
Ahora todo cuadra. La birra nació en 1925 y el Ventorrillo, en 1919. «Bueno, fue dos o tres años antes, pero con 'papeles', oficialmente, por así decirlo, desde 1919», precisa Manuel.
Hoy domingo es el día elegido para que el centenario mesón apague para siempre sus fogones
Es decir, que en este 2019 que ya camina con paso firme hacia el otoño, el venerable establecimiento cumple un siglo, una efeméride que llega del brazo de un acontecimiento que a Manuel le quiebra la voz:el Ventorrillo se jubila, cierra sus puertas al público, echa el cerrojo. No hay relevo. Las vidas de sus hijos ha ido por otros derroteros profesionales. Ya pesar de lo que transmitan los programas de televisión dedicados al arte culinario, es un trabajo duro. «Yo ya tengo 65 años y no sé cuántas operaciones en las piernas. Estar todo el día de pie es lo que tiene. Son muchas horas», describe Manuel los gajes de un oficio que no es tan glamuroso como lo pintan.
Hoy domingo es el día elegido para que el centenario mesón apague para siempre sus fogones, una cocina consagrada a la elaboración de guisos de los de toda la vida, nada de 'folletás' o virguerías 'nitrogenadas'.
Era lo que buscaba su clientela, que, dicho sea de paso, era muy variopinta. Expolíticos y expresidentes de la Junta de Andalucía, caso de Manuel Chaves o José Antonio Griñán;Carmen Romero, exdiputada socialista y exesposa de Felipe González.
También atendieron los Rubio a artistas como Javier Gurruchaga, Los Morancos o los Ketama, y a toreros como Joselito o el enigmático José Tomás, que montó un lío considerable en la última Feria del Corpus. Manuel no fue a verlo a la Monumental de Frascuelo, donde volvió a coronarse con la montera de mito. «Vino él a verme a mí», confiesa el propietario del Ventorrillo con un orgullo tocado de modestia, valga en este caso la paradoja. «José Tomás es amigo desde las primeras veces que vino a Granada. Se alojaba en el Hotel Saray –situado muy cerca del propio Ventorrillo– y luego venía por aquí... La última vez que toreó en Granada me llamó y nos vimos», recuerda Manuel.
Los Rubio tienen previsto liquidar todas sus existencias para decir adiós a un negocio que ha conseguido llegar a los cien años
La cercanía del Palacio de Congresos también ayudó a que el típico restaurante capitalino se mantuviera en forma, pero el Palacio de Congresos no siempre estuvo ahí. Como pasaba con la cerveza Alhambra, el Ventorrillo fue anterior. De hecho, el célebre establecimiento estaba en los arrabales de la ciudad. El crecimiento de la urbe ha terminado por colocarlo en el centro, pero, hace no tanto, acercarse al Ventorrillo era como una excursión a un merendero de la Vega. Y sin el 'como', porque el restaurante de los Rubio estaba en la Vega. Donde ahora se alza una de las fases de la urbanización Parque de las Infantas, «había un cuartel», rememora Alfonso Rubio, primo de Manuel.
Nada es como fue. En las inmediaciones del Parque Sur de Bomberos, tenía sus instalaciones la Real Sociedad de Tenis –que se trasladó al Serrallo y allí sigue– y un poco más allá ,verdeaban las huertas. «Cuando vamos al centro, seguimos diciendo 'vamos a Graná'», explican los Rubio.
El lápiz prodigioso de Pepe Mingorance, que era como de la casa, dio fe de aquel paisaje ya desaparecido en láminas que Manuel reprodujo en las paredes del Ventorillo. Hoy, cuando cuelguen definitivamente el cartel de 'cerrado', esos 'frescos' quedarán ocultos para los restos.
Los Rubio tienen previsto liquidar todas sus existencias para decir adiós a un negocio que ha conseguido llegar a los cien años. «Vamos a vaciar las cámaras», refiere.
En cuanto el futuro, la idea es poner en venta el inmueble, que, presumiblemente, acabará convertido en viviendas.
Pero este domingo, el Ventorrillo 'celebra' el cierre del siglo.
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