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«Muchas veces salía con mis primas y mientras ellas pintaban, yo escribía y eso me encantaba»

«Muchas veces salía con mis primas y mientras ellas pintaban, yo escribía y eso me encantaba»

La escritora granadina Antonina Rodrigo pasó sus primeros veranos de niñez descubriendo juegos con sus hermanos y sumergiéndose en el mundo de las letras, en el que encontró su verdadera pasión a muy temprana edad

Rosa Soto

GRANADA

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Viernes, 24 de agosto 2018

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La escritora Antonina Rodrigo (Granada, 1935) pasó las vacacion es de verano a caballo entre su ciudad natal y una casita en Vélez (Málaga) durante su infancia y adolescencia. Ya desde muy pequeña mostró su vocación por las letras y recuerda pasar gran parte de sus vacaciones hojeando libros de sus padres y estar absorta entre sus páginas horas y horas. «Muchas veces salía con mis primas. A ellas les encantaba pintar y mientras una pintaba, la otra leía, yo escribía... Granada es la ciudad de los poetas y los escritores por eso, porque invita a la cultura», afirma.

La recién galardonada con el Premio Córdoba por la Paz-Antonio Gala de Ensayo acumula méritos como Medalla de Oro al mérito de la ciudad de Granada por su destacada carrera dedicada en gran parte a difundir la vida y obra de mujeres destacadas de la Historia de España como Mariana Pineda o Margarita Xirgu. Pero también acumula buenos momentos veraneando en las calles granadinas con sus hermanos.

Era la segunda de siete hermanos, nacida en el seno de una familia humilde, y no fueron pocas las ocasiones en las que aprovechó los veranos par a jugar con sus hermanos pequeños a la balde que, según aclara, «es ese juego al que ahora llaman baloncesto. Nos lo pasábamos muy bien todos juntos», afirma.

Sin embargo, como niña responsable también tenía que cuidar de los más pequeños, por lo que muchas veces los juegos de verano se convertían en una forma de vigilar que no les pasara nada a sus hermanos mientras sus padres trabajaban.

Estos veranos de juegos de balón con los hermanos y de escritura y pintura con las primas pronto se acabaron. «Con 13 o 14 años empecé a bordar en mi tiempo libre y eso significaba que en las vacaciones bordaba mucho para ayudar en casa. No fueron tiempos fáciles», explica.

A pesar del tiempo que le quitaba esta tarea para divertirse, no le impidió pasar parte de sus vacaciones centrada en su pasión por las letras. «Siempre encontraba un rato para escribir y leer. De hecho, fue en uno de los verano de mi temprana juventud cuando comencé la biografía de Mariana Pineda», relata.

A veces, para inspirarse y seguir escribiendo, salía a pasear por la ciudad y entre sus lugares favoritos está la mágica Alhambra. «Muchas veces me sentaba en los bancos. Allí podía pasar mucho tiempo mirando a los gatos jugar entre ellos. Eran muy graciosos porque cuando llovía corrían a esconderse», comenta y añade: «A veces alguno se acercaba, pero muchos eran desconfiados».

Su ruta de paseo también cruzaba un parador. Esta granadina no recuerda el nombre, pero afirma que ahora está cerrado a pesar de que cuando ella era pequeña era «muy acogedor» y unos de los «lugares más concurridos» tanto por los propios granadinos como por turistas. «Recuerdo que había una sala pequeña muy bonita y a veces merendaba y podía pasarme ahí toda la tarde, aunque a veces iba por la mañana».

Hoy vive en Barcelona, pero «no hay día en que no recuerde con nostalgia la Alhambra». Cuando esto sucede, Antonina Rodrigo tiene la solución: «Viajo a Granada cuando me sale la menor oportunidad. Siempre pienso en mi tierra y la tengo muy presente en todo momento», reconoce.

Sobre los verano en Vélez dice que tiene un recuerdo muy vago porque era muy pequeña. Ahora disfruta las vacaciones en compañía de su familia y amigos.

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