«Los síntomas de la variante Delta son más de catarro que de gripe»

«Más que ir cambiando -el cuadro sintomático-, se fue descubriendo más sintomatología a medida en que se contagiaba más gente», detalla López Guerrero. Las variantes que fueron apareciendo con el paso de los meses se distinguieron, principalmente, por «su capacidad de dispersión», precisa el profesor de Microbiología Molecular, quien también señala que no se ha podido determinar «que ninguna de ellas sea, a título individual, más virulenta». Sin embargo, la Delta también despierta esta posibilidad. «Quizás, acorte el tiempo desde que se manifiesta hasta que se acaba en el hospital», abunda, aunque también señala que esta circunstancia podría estar justificada en que «ahora, al menos en Europa, se dtectan antes los pacientes».

En lo que respecta a la manifestación de esta versión de la covid-19, lo que la comunidad biosanitaria está advirtiendo es que «ahora mismo se está viendo a mucha más gente ingresada, mucha más gente en UCI, pero con sintomatología un poquito menos grave que la de hace un año». «Parece que se está detectando un cuadro más catarral y menos gripal», sintetiza López Guerrero, quien, en cualquier caso, matiza que «hay mucha casuística». «Depende de cada persona, de otros problemas de comorbilidades y de la edad, entre otros aspectos». Los vestigios particulares de la variante Delta, en concreto, serían «tos productiva, con mocos, febrícula y dolor de garganta», lo que la diferenciaría en cierta medida de la primera forma del coronavirus. También se combinaría con «la anosmia, la ageusia, que son la pérdida del gusto y del olfato, o los problemas gástricos», síntomas generalmente comunes.

«Hay mucha más productividad viral por persona infectada. Se habla de una productividad hasta mil veces superior, tres órdenes de magnitud por encima de variantes anteriores, mucha mayor transmisibilidad y menos tiempo de contacto necesario para infectarse», profundiza el profesor de la UAM, que por todo ello la define como una forma «muy preocupante». Para hacerle frente, asevera que es necesario «acelerar el proceso de vacunación», lo que, por el momento, no suprime la posibilidad de que aparezcan «futuras variantes». «Hablan de algunas más virulentas. La tendencia evolutiva de los virus suele ser a perder virulencia y que vayan ganando capacidad de dispersión, y es lo que yo creo que tímidamente se está observando. Que aparezca de repente una versión mucho más letal entra dentro de lo plausible, pero a día de hoy no lo veo del todo esperable», apostilla.