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M. VICTORIA COBO
Domingo, 13 de febrero 2011, 03:54
Perseguir a los que colocan cebos envenenados es una tarea difícil. Ocurren en el medio natural, en espacios abiertos y sin testigos habitualmente. Pero aún así, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y los agentes de Medio Ambiente luchan todo el año contra este delito contra la fauna. Llevan a cabo inspecciones preventivas e investigan cada una de las denuncias que les llegan. Muchas veces son senderistas o cazadores los que pierden a un perro por efecto del veneno y alertan a las autoridades. En otras ocasiones fallecen especies salvajes, como los veinte buitres que hallaron intoxicados en la sierra de Loja hace unos años.
Siempre que ocurre esto, los agentes de Guardia Civil y de Medio Ambiente rastrean la zona en busca de cadáveres y de cebos, para quitarlos del medio natural cuanto antes. Y en esta tarea cuentan con una unidad canina especializada tanto en detectar esas sustancias tóxicas como a sus posibles víctimas. Estos perros especialistas pueden trabajar hasta seis horas y recorrer 40 kilómetros en una jornada normal de trabajo. Y no hay veneno que se les resista. Más información en el artículo de la edición impresa de IDEAL.
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