Tres denuncias de sanitarios por agresiones en un mismo día: «Estamos desamparados»
Tuvieron lugar en el Hospital de Neurotraumatología, donde los profesionales piden más vigilantes de seguridad ante una lacra que no cesa
La lacra de las agresiones a profesionales sanitarios no cesa. En ocasiones, incluso, hay varias en un día, como ocurrió hace unas semanas en ... el Hospital de Neurotraumatología y Rehabilitación. En un mismo domingo se produjeron al menos cuatro, de las cuales tres fueron denunciadas ante la Policía Nacional. IDEAL ha hablado con dos de las afectadas, que aseguran sentirse desamparadas y asustadas.
Ángela (nombre ficticio), enfermera, estaba en Urgencias cuando llegó una chica de 33 años en estado de embriaguez que había sufrido una caída y presentaba lesiones en la rodilla. Se mostró muy agresiva desde el principio e hicieron falta más de diez trabajadores para reducirla. El médico le prescribió una medicación y cuando Ángela estaba administrándosela por vía nasal, la mujer le mordió la mano. A la par, insultó a los profesionales, llamándolos, por ejemplo, «andaluces de mierda».
«La misma paciente arañó en el brazo a un celador, que también ha denunciado, y a un médico. La peor parte me la llevé yo, porque el mordisco me causó un hematoma», cuenta la enfermera, que denunció los hechos ante la Policía Nacional y está a la espera de juicio.
No es la primera vez que sufre una agresión física. Hace tres años la agarraron de la coleta y la tiraron al suelo, provocándole un latigazo cervical por el cual necesitó rehabilitación. «El forense determinó que el agresor estaba nervioso en ese momento y no diferenciaba entre el bien y el mal, así que se quedó en nada», agrega.
Impaciencia e insultos
Aquel mismo día, una compañera sufrió algo similar. Julia (nombre ficticio, también prefiere permanecer en el anonimato por miedo) atendió en Urgencias a dos hermanos que acababan de tener un accidente de tráfico y decían estar mareados. Solo querían un Valium e irse a casa, pero el médico debía valorarles para comprobar que su estado de salud era el adecuado. Cuando consideraron que ya habían esperado demasiado, comenzaron los insultos.
«A mí y a mi auxiliar nos llamaron sinvergüenzas, flojas, perras muertas, guarras, se cagaron en nuestros muertos… tuve que llamar a seguridad y negarme a atenderles», cuenta Julia. El médico se ofreció a hacerles una analítica y recetarles medicación, pero ambos finalmente se negaron a recibir tratamiento. Agentes de la Policía Nacional, que acudieron por lo sucedido, también fueron insultados. Julia denunció los hechos y ahora espera que se haga justicia.
Impotencia
Las enfermeras, hablando en nombre de sus compañeros, lamentan que trabajan «con muchísima impotencia» y se sienten «desprotegidas». Aquellos aplausos en pandemia quedaron en el olvido, y los agresores son pacientes «sin respeto» que quieren ser atendidos inminentemente. «No entienden que si están esperando es porque hay alguien más prioritario y porque no damos abasto», señala Ángela.
Piden al hospital más personal para que todas las áreas estén cubiertas, los tiempos de espera se reduzcan y, en consecuencia, los usuarios se pongan menos nerviosos. Asimismo, reclaman un refuerzo de seguridad, ya que actualmente solo hay dos vigilantes, así como más cámaras de seguridad. «Ellos son los que saben reducir a los pacientes agresivos», agrega.
Cuando Julia se enfrenta a uno de estos episodios, le invade el miedo de pensar que la están esperando fuera para pegarle, como tantas veces le dicen. «Estamos vendidos e infravalorados, sin autoridad ninguna», concluye Julia, que anima a todos los profesionales sanitarios a que denuncien si sufren insultos, amenazas o ataques físicos.
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