Tres años y siete meses de cárcel por entrar a robar una jaula y cuatro canarios en Granada
La pena es tan elevada porque el ladrón, que perpetró esta sustracción en el interior de una cochera de Huétor Tajar, era reincidente
Un ladrón de pájaros que ha acabado enjaulado. Esta sería una buena sinopsis de este caso, en el que tan llamativo es el botín que ... se llevó el caco como el duro castigo que se le ha impuesto por su fechoría. Tres años y siete meses de encierro habrá de cumplir este delincuente, que accedió a una vivienda de Huétor Tájar, el pasado 6 de febrero, y se hizo con una jaula y cuatro canarios, dos rojos y dos amarillos, valorados en 48 euros.
La pena impuesta es tan elevada porque el acusado no era, ni mucho menos, un delincuente primario. Ya había sido condenado varias veces por hechos de la misma naturaleza. Uno de sus anteriores castigos había sido de dos años de prisión. Se lo impuso el 11 de abril de 2016 un juzgado de Jerez de la Frontera (Cádiz) por otro delito de robo con fuerza en casa habitada. Esa pena, no obstante, se le suspendió con la condición de que no volviera a hacer de las suyas durante los dos años siguientes.
No tardó mucho en volver a las andadas. En 2017, el tipo volvió a sentarse en el banquillo de los acusados en dos ocasiones. Una de ellas en el del Juzgado de lo Penal 1 de Granada. Su magistrado le impuso entonces un año de cárcel por otro delito de robo con fuerza en las cosas. Eso fue en julio y, un mes antes, en junio, otro Penal, el número 5, lo condenó asimismo a un año y medio por otra sustracción.
El individuo se encuentra entre rejas desde el pasado 5 de marzo, según especifica la sentencia que ha dictado la Audiencia Provincial de Granada para avalar su encierro. En su fallo, fechado el 13 de mayo y al que ha tenido acceso IDEAL, el tribunal provincial lo que hace exactamente es desestimar el recurso que interpuso el delincuente contra esta nueva condena, que fue dictada por el Juzgado de lo Penal 3 de la capital la pasada primavera.
Defensa
La defensa alegaba en su recurso que lo que su cliente habría cometido no sería un delito de robo con fuerza en las cosas verificado en casa habitada, sino un mero delito leve de hurto. Sostenía que no hubo «el escalamiento propio del robo», que su cliente no tuvo necesidad de acceder a la vivienda porque las jaulas de los pájaros estaban situadas en la terraza de la vivienda de su vecino y que para hacerse con los cuatro ejemplares usó «una caña que luego tiró a un contenedor».
Esta explicación no fue la que ofreció sin embargo en el juicio, donde alegó, ante la evidencia de las imágenes extraídas de las cámaras de vigilancia del tráfico que lo captaron con el botín, que los pájaros que portaba en aquella jaula «eran suyos y se los llevaba al campo para oírlos cantar».
El caco sostuvo en el juicio que los pájaros eran suyos y se los llevaba al campo para oírlos cantar
Frente a su versión, está la del verdadero dueño de los canarios. El hombre explicó que el autor del robo tuvo que acceder a la terraza de su vivienda «valiéndose de ayuda de la reja de la ventana situada en la planta baja del inmueble». Solo de ese modo pudo salvar la altura existente entra la calle y la terraza en cuestión, que era de unos dos metros y medio. Según el propietario de los animales, los canarios estaban «en el interior de la cochera, a la que se accedía a través de la puerta de la terraza».
Este detalle es relevante, a juicio de la Audiencia para confirmar que fue un robo y no un hurto, «al tener que valerse el acusado para acceder a la terraza de la reja de la ventana situada en el piso inferior de la vivienda». Esa reja ha sido ya «prudentemente» retirada por la víctima visto lo visto.
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