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Plumilla del Cable de Motril por Garrido del Castillo reproducida en el catálogo 'Tiempo de tranvías' Tiempo de Tranvías. Centro Cultural CajaGranada 2004

Aquel tren aéreo a Motril

El deseo de una conexión ferroviaria con Motril era realidad a principios del siglo XX

Amanda Martínez

Domingo, 8 de septiembre 2019, 00:53

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Lo que en la actualidad es un deseado proyecto, fue una realidad a principios del siglo XX. No se trataba de un ferrocarril, que era la idea original, pero sí una conexión entre la capital y Motril que ayudó a estimular la actividad portuaria.

En 1924 la Compañía de Tranvías Eléctricos de Granada (TECSA), decidió poner en marcha el teleférico con la Costa como paso previo a la instalación de un tren al que todavía se sigue esperando. La infraestructura comunicaba el tranvía de Granada con el puerto de Motril. La línea de tranvías eléctricos partía de Armilla, se prologaba hasta Alhendín y Padul y llegaba a Dúrcal. En la estación durqueña se descargaba la mercancía y se pasaba a las vagonetas del cable aéreo que cubría el trayecto de 35 kilómetros de recorrido hasta el mar. 39 kilómetros de longitud del cable que hacían de él el más largo que jamás había funcionado en España y el segundo de Europa.

El 17 de abril de 1926, dos ministros de la dictadura de Primo de Rivera, el de Fomento Diego Benjumea y el de Gracia y Justicia, Galo Ponte, inauguraron a bombo y platillo el que fue el único cable de uso público de este país. Los ingenieros ingleses de la época lo bautizaron como 'Railes in the wind', y en realidad llevaba funcionando desde 1925. Si bien era un sucedáneo del tren, sí ayudó a dinamizar la circulación de mercancías que ascendió desde las 15.000 tm de 1926, hasta las 119.000 tm de 1931, escibe Agustín Castillo Vergara en el catálogo de la exposición «Tiempo de tranvías».

Poco después de su inauguración, la compañía firmó un contrato con la sociedad de Minas del Conjuro, que estaban cerca de Órgiva, para un transporte mínimo de 100.000 toneladas, explican los historiadores José Miguel Reyes Mesa y Miguel Giménez Yanguas en el libro 'Hitos del Patrimonio Industrial en la Provincia de Granada', pero sus vagones transportaban también otras mercancías como harina, caña de azúcar, cemento o abono, como el famoso Nitrato de Chile. Incluso algunos mayores recordarán acercarse a la motrileña playa del Cable para recoger los bártulos que la familia había mandado desde Granada en el teleférico. Hasta hace no mucho tiempo había allí un bar construido en la vieja estación que mantenía vestigios de este tranvía.

El recorrido aéreo más largo

La línea cubría un complicado recorrido que tenía que salvar enormes dificultades orográficas y largos valles sin posibilidad de pilares intermedios que sustentaran los raíles. Dúrcal, Tablate, la estación Central, a la que también se conocía como la estación de Rules y de la que partía el ramal hasta Órgiva y conectaba con las minas del Conjuro; la Gorgoracha, la Azucarera Nuestra Señora del Pilar y Puerto de Motril, eran las seis paradas del recorrido que el cable cubría en unas cinco horas y media a una velocidad de poco más de seis kilómetros por hora. Un trayecto lento, pero más seguro que las carreteras de la época.

Estación central de Rules y cableado cerca de Rules y una vagoneta en las proximidades de Motril Cedidas por AGRAFT
Imagen principal - Estación central de Rules y cableado cerca de Rules y una vagoneta en las proximidades de Motril
Imagen secundaria 1 - Estación central de Rules y cableado cerca de Rules y una vagoneta en las proximidades de Motril
Imagen secundaria 2 - Estación central de Rules y cableado cerca de Rules y una vagoneta en las proximidades de Motril

Sin embargo, a pesar de las expectativas anunciadas, «ese sistema de transporte se reveló poco versátil», escribe Castillo Vergara. «En la práctica era solo útil para el transporte de cantidades a granel, la mercancía permanecía poco resguardada de hurtos o lluvias, y era caro porque exigía carga y descarga en Dúrcal, de nuevo en Motril y su traslado hasta el muelle».

En la Guerra Civil se produjo un parón en la actividad del ferrocarril lo que, unido a las continuas averías y la falta de material adecuado para sus reparaciones, llevaron a la empresa explotadora a paralizar su actividad en julio de 1948.

En 1953 se caducó la concesión y el teleférico fue desmantelado y convertido en chatarra. El cable de Dúrcal a Motril fue durante 25 años un eje fundamental de las comunicaciones entre Granada y la Costa

Restos del tranvía

En julio de 2014 el redactor de IDEAL Juan Enrique Gómez recorrió junto a miembros de AGRAFT los paisajes por los transcurría el tren . De la que fuera una de las grandes obras de la ingeniería de este país apenas quedan restos. La expedición encontró en la carretera hacia Lanjarón, a unos doscientos metros después del puente de Tablate, una construcción semiderruida. Es lo que queda de la primera de las estaciones, restos de las construcciones de hormigón y parte de los pilares de hierro que sustentaban el cable. En la carretera entre Vélez de Benaudalla y Órgiva, se encuentra una gran construcción abandonada, con grandes túneles y hangares que era el lugar donde confluían los cables antes de enlazar con la estación central de Rules, de la que solo quedan vestigios de pilares de hierro y los huecos que a modo de silos servían para cargar y descargar las vagonetas. Desde allí, el cable continuaba su lento periplo hacia La Gorgoracha, donde aún hay elementos del viejo ferrocarril aéreo junto al túnel de la primitiva carretera de la costa.

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